De nuevo, era mi yo de 13 años, nervioso y cabizbajo, la luz fría y esteril de las lámparas del hospital no hacían nada para aliviar mi pesar, me hacían sentir oprimido y culpable.
—Los médicos dijeron que está bien, Lume —dijo el chico pelirrojo sin nombre junto a mi, aquel que me encontró hace 7 días en medio de las llamas y escombros. —Si quieres puedo entrar contigo.
—No es buena idea —respondí, sin apartar mi vista de la puerta de la habitación de mi padre. —D-Dejame explicarle lo que pasó, además, será más difícil si no tengo que presentarte, pensará que eres mi novio o algo así.
—No me molestaría si lo piensas. —río.
Sin reaccionar a lo que dijo el pelirrojo, entré a la habitación.
Mi padre yacía en una camilla conectado a algunos aparatos que monitoreaban sus signos vitales, comía un plato de gelatina mientras veía caricaturas en su teléfono, no parecía tener quemaduras o signos de haber estado grave, en cambio, yo aún tenía magulladuras y rasguños del incidente.
—¡Lume! —Saludó alegre, dejando de lado lo que tenía en las manos para tratar de abrazarme, pero los instrumentos médicos en la cama se lo impidieron—. ¡Dejame verte! ¿Por qué todavía no estás del todo bien?
—El doctor dice que no necesito un hechizo de curación pero tu…. Dijeron que estabas bastante mal…
—No fue para tanto.
Trague grueso y me atreví a preguntar:
—¿Cuantos años?
—No es necesario que lo sepas, Lume. Es una tontería siquiera preocu-
—¡¿Cuantos años, papá!? —grité tratando de contener mi llanto.
—Doce —mi padre respondió en un tono calmado, intentando sonar despreocupado, como si no fuera nada.
Los hechizos de curación consisten en acelerar las capacidades naturales del cuerpo, heridas o lesiones que tardan meses en curar pueden sanar en segundos, pero ese milagro tiene un costo, el organismo envejece el tiempo que hubiera tardado en curarse normalmente.
Mis rodillas me temblaron y perdí la fuerza de estar de pie, apenas pude sostenerme gracias a la camilla.
—¡Lume! —mi padre me sostuvo, y me ayudó a recuperar el equilibrio—. Tranquilo, no es nada, ya estoy bien, hijo.
Contuve las lágrimas que insistían escapar de mis ojos, había contenido mi angustia toda la semana.
—¡Claro que no estás bien! ¡Te quite 12 años de vida! —conteste evadiendo su mirada—. Papá, la explosion… Y-Yo maté a muchas personas, dejé a otras mutiladas, no he hablado más con Sid porque por mi culpa su padre ya no existe... Y lo peor es que nadie me culpa, nadie me castiga, nadie me-
—No digas más —mi padre giró mi rostro hacia él con firmeza y me miró más serio que nunca— ¡Nunca estuviste allí!
—¡Pero! —Trate de refutar pero me apretó más fuerte.
—Luego me ocuparé de encubrir bien el asunto pero no puedes mencionar a nadie lo que pasó, Lume —el tono tan firme que tenía me llegaba a intimidar.
—¿Qué hiciste, Papá? —musite asustado.
—Tu madre y yo sospechamos que esto podría pasar algún día. Que podrías perder el control y "explotar" por así decirlo, así que me asegure de colocar un encantamiento sobre ti el día que naciste— con cada palabra sentía que me estaba mareando
—No entiendo, papá. ¿Un encantamiento de que?— mi respiración comenzaba a ser pesada, dudando si quería escuchar realmente
—Un hechizo de oclusión, similar al velo que usamos para encubrir la magia, solo que está diseñado para ocultar recuerdos, incluso los de la memoria del mundo, la sola idea de que tuviste algo que ver con este incidente está vetada de la historia, a nadie se le ocurrirá asociarte con lo que pasó ese día.
No podía creer que mi padre tuviera tal poder, ni que fuera posible algo así, aunque más que asombro sentía miedo por las implicaciones.
¿Cuántas cosas habrá ocultado del arcanum? ¿Cuántas cosas me ha ocultado a mi? Casi me daba náuseas sospechar que me hubiera hecho olvidar algo.
—¡Las personas merecen saber qué les pasó! —grite, conteniendo mi pánico, no podía creer la clase de persona que era mi padre—. ¡Sid necesita saber qué fue de su padre!
—¡Ellos sabrán lo suficiente como para mantenerte fuera de esto, Lume!- su voz se alzó un poco haciéndome guardar silencio un momento.
—Pero...
—Hijo, el poder que heredaste de tu madre me hizo perderla… nos hizo perderla, déjame protegerte y evitar que te hagan lo mismo que a ella.
—Y-yo… incluso así… No se... —Suspiré, inseguro, entendía lo que decía, porque lo hacía, aun así no dejaba de sentir que merecía un castigo.
Mi padre, exasperado, se restregó los ojos y se quitó los cables que monitoriaban su estado.
—Si quieres, puedo hacerte olvidar todo lo que pasó.
Lo dijo en un tono seco y amargo, con una franqueza con la que jamás me había hablado.
—¡No puedo hacer eso! —Grite, sucumbiendo al panico—. Déjame por lo menos cargar con el peso en mi conciencia.
—Será como despertar de un sueño, no recordarás siquiera que olvidaste algo —mi padre inhalo profundamente, sutilmente su aura comenzó a destellar con pequeñas estrellas doradas. —Ahora no lo entiendes, pero la ignorancia es felicidad y el nuevo tú será feliz
Entre en pánico, quería correr. Aunque mi padre estaba en recuperación aún calificaba para ser un archimago, yo no tenía ninguna esperanza de huir si su intención en verdad era borrar mi memoria.
Mi padre exhalo lentamente, expandiendo su aura con su aliento.
Ligero, de mente y cuerpo, dejé de pensar, deje de desear, estaba apunto de dejar de existir.
—¡Espere!
La puerta de la habitación se abrió de golpe.
El pelirrojo se interpuso entre mi padre y yo, me sujetó del brazo y me lanzó hacia el pasillo.
—¡Corre! —Gritó.
Aún me sentía vagueado, pero mi instinto de supervivencia se aferró a sus palabras y me hicieron reaccionar, salí corriendo sin saber a donde huir, mi padre era un vidente poderoso, ¿Siquiera podría ocultarme de él?
Corrí lo más rápido que pude, hasta sentir mis piernas arder, lejos de su habitación, lejos del hospital, más lejos de lo que jamás estuve por mi mismo, hasta alcanzar un abismo del que aún no salgo hoy.
Súbitamente, sentí el flujo de mis pensamientos traerme al presente. A mi yo mirándose en el espejo.
Lume was an extraordinary mage apprentice, ready to join the most important organization of magic users in the world. But his destiny was crueler than his dreams, a horrible accident made him leave that path.
Now, he finds himself lost in a mundane and meaningless life, trying to suffocate his sorrows in sex and alcohol.
Until the day his way of living hurt a friend in such a way that, in order to correct his mistake and to save him, he has to return to magic.
This is a story about forgiveness of oneself, overcoming trauma and restoring the connection with magical thinking.
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