La imagen del muchacho saltando sobre el toro en movimiento, mantenía a Tisio completamente hipnotizado. Su mirada se veía perdida mientras contemplaba aquel fresco que se encontraba cerca de la misma entrada al palacio, como si hubiese algo que lo atrajera por completo de esa pintura, Sally estaba volviendo de donde se encontraba el equipo cuando vio que Tisio seguía allí, observando aquella pintura con su mirada totalmente abstraída, un poco sorprendida dio un silbido agudo para atraer su atención; pero al ver que aun no reaccionaba, le tomó del hombro diciéndole:
- ¡Hey Tisio! Vuelve a la tierra, amigo. Me dejaste sola allí con los demás
Tisio se sorprendió cuando Sally le habló y tras dar una pequeña exclamación, le dijo:
- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡Oh mierda! Lo siento Sally, es que vi aquel fresco nuevamente y mi mente se perdió en él al pensar en cómo, durante la antigüedad, los Cretences no solo alababan la tauromaquia sino que además la convertían en una parte de sus vidas. Era algo de lo cual parecían estar orgullosos a la vez que ocultaban su costado animal mostrando en un fresco como la raza humana dominaba a un ser qué, en teoría, era más fuerte, más rápido y más ágil que ellos, mostrando su superioridad mental; pero la realidad es que hay cosas en este mundo que superarían con facilidad al hombre e incluso podrían matarlo si lo desearan. Los animales no tienen raciocinio, pero de tenerlo estoy muy seguro que nos superarían en todo y serian ellos quienes saltarían sobre nosotros antes que nosotros sobre ellos- en la voz de Tisio se podía oír un verdadero rencor hacia algo que Sally desconocía por completo, aquello la asustó y largando unas risas nerviosas, le dijo
- Bueno, je, je, por fortuna los animales siguen siendo tontos e irracionales y los humanos hemos avanzado tecnológicamente de un modo tal que necesitarían milenios para poder combatir contra nosotros
- Eso espero- gruñó Tisio en una voz muy baja, casi inaudible, parecía juntar sus dientes para decirlo sin ser oído; pero Sally, de todos modos, lo oyó
- Vamos amigo, tenemos que ir al interior del palacio y ver si encontramos esa puerta al laberinto del minotauro
- Si, vamos- asintió Tisio de forma agresiva retirándose de allí, dejando de ver aquel fresco por un rato
El radio de su vehículo tocaba la canción de Pat Boone “Long Tall Sally”, Vriano la había llevado consigo debido a que lo ayudaba a poder concentrarse y mirar con atención los pasillos. Había uno en particular que llevaba hacia las escaleras de abajo en dirección al subsuelo de aquel extraño palacio. Tras unos minutos de ardua concentración exclamó con una fuerte risa
- ¡Claro! ¡¿Cómo fue que no lo vi antes?!- dándose una palmada en su frente, Vriano, bajó las escaleras con rapidez
- ¡Oye Vriano, espera!- le gritó Sally viendo como aquel muchacho corría por los escalones, casi saltándolos, hasta llegar al final de aquel recorrido- ¡recuerda que no todos podemos correr las escaleras como lo haces tú!
Todos se habían reunido en aquel oscuro pasillo: el Doctor Alexandros, Tisio, Sally, Ryterix y el Doctor Hammil. Todo indicaba que Vriano sabia donde podían empezar la búsqueda, cuando señaló que nadie todavía había ido a los pisos inferiores. Bajando con cuidado, los cinco, estaban descendiendo a donde el sol ya no golpeaba las ruinas de aquel palacio Cretence.
Vriano continuaba caminando por la zona mirando de forma atenta hacia abajo, estaba concentrado buscando algo en específico hasta que, después de una extensa búsqueda, encontró su objetivo
- ¡Lo sabia!- exclamo Vriano riendo y moviendo unas pequeñas rocas junto a restos de yeso que habían en el suelo. Al terminar su limpieza de la zona les dijo a los demás- ¡La encontré señores! ¡Sabía que debía estar en algún lado!
- ¿Qué cosa Vriano?- le preguntó Alexandros llegando con ayuda de Sally al lugar
- La puerta a su laberinto mitológico doctor- le respondió Vriano mostrándole una especie de puerta de madera que parecía ir a un sótano, esta tenía una sola ventanilla con tres barrotes de metal en la misma. Totalmente sorprendida, Sally, exclamó
- ¡Increíble! ¡Otro hallazgo dentro de la excavación!
- ¿No desean ingresar señores?- les preguntó Vriano sonriendo
- ¿Cómo lo supiste amigo?- le inquirió Ryterix sorprendido- es decir, lo de arquitectura antigua es mas lo tuyo; pero aun así yo hubiese imaginado…
- Lo sospechaba cuando ingrese al edificio por primera vez- le contestó Vriano riendo- veras, si este lugar en teoría era un Laberinto, es claro que su función era la de confundir y aun si los sacrificios al Minotauro llegaban a la parte superior de la misma sin toparse con la criatura, entonces tendrían el doble de problemas intentando salir del palacio sin que ese monstruo los matara o los soldados hicieran su parte
- Casi seguro- afirmó Tisio con molestia
- Ahora, tenemos que buscar una máquina excavadora o demoledora para poder abrir esta puerta y…- indicaba Vriano cuando Alexandros se agachó y abrió la puerta con facilidad
- No tiene ni siquiera un candado- dijo Alexandros, adentrándose al interior del lugar- al parecer no necesitaban encerrar a sus víctimas, el palacio por si solo ya los aterrorizaba
- Interesante, creería que una puerta de este estilo tendría un candado- supuso Vriano sobándose el mentó de forma pensativa
- Olvida eso y comencemos la exploración amigo- rió Ryterix adentrándose al lugar
Tisiano miró aquella puerta sintiéndose preocupado por lo que pudiese haber en su interior, juntando valor se metió en el interior del laberinto. Vriano ayudó a Sally a introducirse mientras llevaban al doctor Hamill con su silla de ruedas dentro de aquel oscuro lugar.
Esos idiotas se habían metido en el interior de su hogar, con un mugido de protesta, Asterio, se movió de su escondite. Sabía que era muy ingenuo de su parte el creer que no osarían adentrarse más en su laberinto y mucho menos que no descubrirían su puerta secreta. Aun así, dentro de las sombras, podía ver que no eran muchos los que se adentraban, solo seis y reconocía a uno de esos seis. Harían milenios que no lo había visto de nuevo cuando intentó matarlo con su espada
“Así que vienes a terminar la tarea ¿Eh, Rey de Atenas? no te preocupes, yo también tendré mi oportunidad de revancha y lamentaras el haber vuelto antes de dejar las cosas como estaban” riendo se dirigió a donde estaba su preciada hacha que descansaba en el centro del laberinto esperando el momento perfecto para poder ser usada de nuevo. Asterio no podía esperar la hora de poder por fin tomar venganza de su intento de asesinato hace miles de años atrás.
Comments (1)
See all