Hacia 3 semanas que no veía a Azai, concretamente desde nuestro último encuentro. Según la tradición de este país la pareja no puede verse ni tener relaciones durante las dos semanas previas al casamiento, pero por nuestros trabajos, yo como embajador y futuro rey consorte y Azai cómo rey, no pudimos vernos.
A solo un día de la boda mi estómago estaba hecho un caos de mariposas y mis sirvientes iban y venían con productos de belleza de todo tipo, cientos de tonos distintos de labiales se acumulaban en mi habitación junto con sus coloretes a juego, también llegaban cientos de peinetas de todos los estilos posibles, algunas de oro, otras de plata, algunas con diseños florales, otras con mariposas. El estrés se notaba entre la servidumbre casi tanto como en mí.
/Su majestad pruebe este velo, está confeccionado en Zigneir/ La sirvienta me entregó un hermoso velo blanco exquisitamente bordado.
-Agradezco todo lo que estáis trayéndome, pero es excesivo- Respondí causando que todos los sirvientes pararon en seco y me miraron extrañados.
/No es demasiado, es una boda histórica que unirá Vaen con el continente, además la cultura de Vaen cultura al estar tan mal vista entre algunos sectores de la población hará que la celebración sea vista por cientos de espías de países vecinos/ La suave voz de Aica sonó melodiosamente en el silencio sepulcral de la habitación, dulce como un pastel, pero con preocupada.
-Tienes razón, pero tantas cosas es un desperdicio de dinero- Respondí
/Al contrario, el mínimo fallo u ofensa cultural podría ser tomado como excusa/ El Aica tierno e inocente que había comprado tiempo atrás se había convertido en todo un embajador.
-Has crecido mucho como persona Aica, estoy orgulloso de ti- Dije acariciándole la cabeza tal y como hacía mi madre conmigo
/Gracias Shilé/ Dijo tímidamente el tierno omega albino
/Pero no hay tiempo que perder, aun tienes pruebas de maquillaje a ver que tono de labial te queda mejor con el vestido, tienes hacer ejercicio, darte un baño de leche de vaca y otro de agua de rosas y sauce, después tienes que tomar un té diurético y una cena ligera para desinflamar el estómago, aunque parece que lo último no te hace falta/ La larga lista enumerada ya me tenía agotado incluso antes de empezar, pero era necesario hacerlo.
Tras más de 12h de pruebas cosméticas, baños, ejercicio y la cena ligera con sabor a madera al fin llego la noche, mi última noche como príncipe de Vaen.
Los primeros rayos de sol me despertaron, gracias a un último té de efecto sedante pude dormir bien y estar listo para este gran día. Un grupo de 4 sirvientes y Aica, entraron en la habitación
/¿Listo para este gran día?/ Dijo Aica con una sonrisa
-Si- Respondí con otra sonrisa
Los sirvientes se pusieron a trabajar de inmediato, me hicieron otro baño de rosas y sauce, me pusieron el radiante Seletimeburó de seda y me maquillaron, no sin antes una pequeña discusión sobre si era el tono 363 o el 295 de labial el que se había decidido el día anterior.
Finalmente, se me hizo un recogido completo, algo raro en mi cultura, pues muestra más el cuello.
Terminaron el recogido con una peineta de flores unida a un hermoso velo.
/Ya es la hora/ Dijo Aica acercándose a mí.
Caminamos hasta la entrada del castillo donde un hermoso carruaje tirado por caballos blancos me esperaba, me subí en él y atravesamos la ciudad de camino al gran templo del dios de la familia.
El carruaje se paró frente a las puertas de ese gran e imponente edificio de piedra y el cochero amablemente abrió la puerta por mí. Aica y yo nos bajamos y caminamos hasta la entrada donde nos abrieron la puerta dos guardias armados, a mis espaldas una gran masa de gente comenzaba a aglomerarse para poder ver a los futuros reyes salir, algunos ansiando el cambio, otros deseando evitarlo a toda costa.
Un pasillo formado por hileras de bancos llenos de nobles me conducía directamente hasta una gran pila de agua donde Azai se encontraba sumergido hasta un poco más debajo de la cadera, detrás de él, en una pequeña península en el medio de la pila de encontraba un hombre con un gran libro.
Caminé lentamente hasta el borde de la gran pila y apoyándome en la mano que Azai había extendido para ayudarme bajé los escalones hasta llegar al fondo de la gran pila. El agua tenía Flores flotando dándole un olor suave y dulce. Azai y yo nos miramos a los ojos y sonreímos antes de que el hombre empezase a hablar.
/Estamos aquí para ser testigos de la unión entre Shilé de Vaen y Aj Aza a Yi de Kanor/ Dijo el hombre
-¿Aj Aza a Yi?- Le dije en voz baja a Azai
^Es mi nombre completo, en este país y en Ainer solemos tener nombres compuestos y luego comprimirlos en un solo nombre^ Respondió Azai, cada día aprendía más cosas de este país.
/En este palacio de los dioses que la unión eterna sea consumada/ Este era el momento de la marca que decidimos cambiar, Azai metió la mano en su bolsillo y saco un precioso anillo con un zafiro Azul como el mar en el centro y con delicadeza lo colocó en mi dedo sellando así nuestro compromiso.
Salimos de la gran pila chorreando y salimos del gran templo solo para encontrarnos a una enorme masa de gente esperando expectantes al regalo del nuevo rey consorte, es tradición que aquí el rey consorte al casarse haga un regalo al pueblo, como monedas, comida o algo parecido, pero esta vez sería un regalo aun mayor.
-Querido pueblo- Dije alto y claro, normalmente es el alfa el que decide que regalar y el que lo anuncia en nombre del omega, pero eso iba a cambiar conmigo
-Hoy tengo para vosotros más de un regalo, estos regalos que os daré no son algo temporal como dinero o comida, son algo que trascenderá, lo disfrutaran vuestros hijos, vuestros nietos. Los regalos que os ofrezco hoy es el primero de muchos, mi querido pueblo el primer regalo es la abolición de la esclavitud- Se oyeron silbidos y aplausos de una gran parte de los presentes mientras que otros me miraban con odio.
-Todos tenemos derecho a la libertad y a la justicia ¿Pero qué justicia hay en tratar a alguien diferente por algo con lo que nació?- La gente se quedó en silencio tratando de asimilar lo que estaba a punto de pasar
-Yo el rey consorte Shilé de Kanor os doy mi segundo regalo, la igualdad entre géneros y subgéneros- Los omegas de la multitud, así como las mujeres betas y algunos alfas estallaron de alegría.
-Y mi último regalo para mi nuevo pueblo es la educación gratuita y obligatoria- Los aplausos y vítores continuaron
/¡Viva la familia real!/ /¡Viva el rey consorte!/ Los gritos de apoyo no tardaron en aparecer haciéndome sentir querido y aceptado por mi nuevo pueblo, estaba equivocado desde un principio, aunque me parecía un país lleno de gente horrible solo estaba viendo una mínima parte, casi toda esa gente ansiaba el cambio y yo había logrado dárselo.
Tras el anuncio nos montamos juntos en el carruaje aun empapados y partimos rumbo hacia el castillo
^Estoy orgulloso de ti Shilé^
-No, yo estoy orgulloso, hiciste las leyes que se van a aplicar en mi nombre, eres un buen alfa Azai-
^ Tengo un regalo para ti^ Dijo Azai cuando el carruaje se paró
-¿Y que sorpresa es?- Respondí mirando a sus preciosos ojos. Azai sonrió y corrió la cortina que tapaba la ventana del carruaje mostrándome el puerto
^Nuestras cosas ya están dentro, nos vamos a Vaen^ Dijo con una sonrisa.
La alegría me inundó, tras más de 1 año fuera de casa volvería a ver a mi familia
-Pero... ¿Quién gobernará? ¿Quién aplicará las leyes? -
^He dejado un consejo de gente fiel, ellos se encargarán de todo^ Las palabras de Azai me calmaron permitiéndome dejar mis preocupaciones atrás.
Subimos al gran barco de vela y partimos rumbo a Est Nagatch
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