En algún lugar de Europa del norte, en las montañas, se encontraba una base secreta donde se encuentra cierto hombre fornido entre los 40 años, que está recorriendo las instalaciones con mucho entusiasmo.
Aquel hombre era un total misterio incluso para sus más cercanos. Nadie sabía de donde era o cual era su nombre verdadero, pocos sabían que había hecho tratos ilegales para poder crear su empresa con su alias, “tártaro”. Su nombre real era un misterio que nadie lograba resolver, si alguien intentaba descubrir su identidad, era asesinado a los pocos días.
En aquella base solo podían trabajar aquellos con altos conocimientos en genética y alteración de la misma, entre otros conocimientos. Pero cada uno era amenazado de muerte si intentaba revelar el lugar.
Cuando tártaro bajó a los subniveles, ante los ojos de cualquiera, reconocerán que lo que hacían ahí, era inhumano. En una celda tenían a una niña de 8 años la cual tenía tres ojos y los usaba cristalizar todo, en otra celda se encontraba un niño de 5 años el cual podía hacer crecer sus uñas tanto como quisiera y las podía lanzar y hacer crecer nuevas; en otra celda, se encontraba alguien de al menos 15 años, parecía normal, pero su poder era interesante, podía crear espejismos de sí mismo y de otros, lo cual se podría usar para culpar a personas de crímenes que no cometieron o de poder escapar de las autoridad de cualquier perseguidor.
Cientos de menores se encontraban en aquella instalación, pero en el siguiente nivel había lo peor. Era el lugar donde experimentaban con los niños, los torturaban, les hacían cirugías sin anestesia, les cortaban extremidades para ver qué efectos les causa el suero que les brinda las habilidades y si no lo soportaban, morían y sus cuerpos eran incinerados.
ciertos días, tártaro se reunía en secreto con hombres y mujeres de negocios del mundo criminal, mercado negro. Les mostraba en algún lugar apartado el valor de la mercancía. Si el sujeto de prueba era de su agrado, eran comprados para realizar cualquier trabajo que el comprador deseara, si se oponía a las órdenes, les hacían explotar una pequeña bomba incrustadas en sus nucas.
Era bueno con los negocios, siempre obtenía lo que quería, jamás había tenido un incidente. Pero toda esa paz y tranquilidad que sentía se desvaneció cuando estando en su habitación en un hotel de lujo, se entera en las noticias de un gran desastre provocado en un campo, había un hoyo enorme como si hubieran hecho explotar una bomba.
Tártaro sabía que sus compradores no son descuidados, mucho menos hacer algo llamativo que puede traer la atención de las autoridades. Hace un par de llamadas y descubre que uno de sus productos, que estuvo trabajando por más de una década, había escapado.
— Cada producto es valioso, cada momento, cada segundo es valioso; la discreción es nuestra mejor arma, ¿Cómo es posible que cometieran un error de este tamaño? Es nuestro producto más valioso. No me importa cómo, pero recupérenlo, tengo planes para utilizarla. — reclama a sus subordinados en Latinoamérica.
El semblante de él ya de por sí era escalofriante, pero con la noticia de su mejor producto suelto en las calles, se hizo más aterradora. Lanzó todo lo que tenía en frente, contra la pared. Luego de unos minutos de ira, se calmó y prosiguió con sus negocios. Procuró fingir que nada pasaba para que sus clientes no desconfiaran, pero por dentro estaba que ardía del coraje.
— *la atraparé, lo importa cuánto dinero cueste, no la dejaré ir*— se repetía en la mente enojado, con un instinto asesino que lo podían sentir los compradores a su alrededor.
Hana y Carlos estaban en la cima de un cerro donde había invasiones, nadie los iba a encontrar en un lugar donde viven personas sin hogar o registros. Se ocultaban en una pequeña casita de bambú, y ayudaban a todo aquel que estaba en problemas, ya sea por agua, comida, o tratar alguna herida que pueda ser curada con lo que tienen. Eran queridos en la comunidad a pesar de llevar unos pocos días. Pero la felicidad no les iba a durar mucho, algo se acercaba, algo que nunca se les habría cruzado por la mente.
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