Con el correr de los días las heridas fueron desapareciendo de mi piel, así como también la presencia de mi ex. Creía que por la perimetral él mantuvo su distancia, pero en realidad Young Soo se encargó, a mis espaldas, de “espantar” lo suficiente a Jae Hyun como para que no volviera a perturbar mis días. Por supuesto, él no quiso decirme en ese entonces, yo seguía muy conmocionado.
Aun así, pese a la terrible experiencia que habíamos vivido la tranquilidad llegó a mi pecho, no sabia si seria eterna, pero desde siempre aprendí a vivir de los pequeños momentos felices de mi vida. El calor del sol quemaba mi piel suavemente avisando que ya habíamos comenzado el verano que tanto odiaba.
No soy fanático de esta época del año y creo haberlo mencionado anteriormente. Este verano no estaba comenzando de una manera tan terrible, ya que Young Soo está en el haciéndome compañía y quejándose conmigo de este terrible calor que cae tan pesado hasta dejarnos sin respirar correctamente.
Debo reconocer que él y yo nos hemos vuelto tan cercanos al punto que podría presumir que lo conozco aun mejor que Sun Hee. Casi no regreso a mi casa después del trabajo, porque prefiero ocupar mi tiempo visitando diferentes librerías con Young Soo y teniendo horas de lectura en su departamento, llorando y gritando de felicidad juntos cuando nuestros personajes favoritos viven sus asombrosas aventuras.
—Creo que mañana debería volver a casa… —musité sentado en el sofá del living de Kim con uno de mis mangas favoritos entre manos.
—¿Por qué? ¿Ya te aburriste de mí? —cuestionó él con ese tonito de perrito lastimero, apoyando su cabeza entre mis piernas al ser que él se encontraba sentado en el suelo frente a mi.
—¡Claro que no es por eso! Niño mañoso… —reí alto abandonando mi lectura para llevar una de mis manos a su suave cabello castaño. Se que el ama cuando hundo mis dedos entre sus hebras, se vuelve más dócil.
—¿Entonces…? —insistió.
—¿No crees que debería regresar a mi casa? He estado aquí desde el viernes y ya no tengo ropa, Kim Young Soo…
—No me digas así, siento que me regañas.
Definitivamente se ha vuelto más mañoso ahora que no me tiene miedo.
—Ya, ya, cariño… no te pongas así. Sabes que puedo quedarme el próximo fin de semana, pero los días de semana debo regresar a mi apartamento con los chicos.
—Odio la vida de adulto, me gusta flojear contigo… quisiera que todos los días sean domingos. ¡No! Los domingos no porque es el día en que me abandonas, mejor que todos los días sean sábados.
—¿Sabes? Me halaga muchísimo que te guste compartir tiempo conmigo. Hace mucho que no hago un buen amigo como tu…
—Yo también estoy feliz por tenerte, eres mi mejor amigo, sunbae. —Esas palabras definitivamente me tomaron por sorpresa, y por algún motivo me ¿dolió?—Nunca he podido tener esta conexión con alguien, y sin dudas sé que puedo confiar en ti.
—Pero… ¿Y Sangha?
—Sé que él es mi amigo de años pero… no es el mismo sentimiento, no se si me entiendes.
Oh, claro que lo entendía. Conozco a Seung Hwa hace muchísimo tiempo, pero nunca he logrado sentirme así de cómodo como me siento con Young Soo. Sin embargo, me apena admitir que Kim Young Soo me… ¿Me atrae? ¿Me gusta? No sé… o no quiero saber. Bueno, si sé, ¿bien?
—Me haces sentir como en casa.
Dijo aquella última frase que retumbó profundamente en mi corazón. Aun cuando lo dejé para regresar a mi departamento, y tuve que ir a la universidad a tener mis clases de escultura, en mi cabeza seguía razonando que yo lo hacía sentir como en casa. Es raro ser importante para alguien que conozco hace tan solo un par de meses.
—¡Oye, oppa!, te ves tan hermoso todo sucio y desarreglado, es raro verte así.
—Mierda… ¡Sun Hee! —grité espantado dejando caer mi martillo con el cual estaba tallando mi pieza para uno de mis trabajos de escultura. ¿Esta escena no es familiar? Claro, a esta niña le encanta llegar cuando estoy concentrado en algo y hablar con su tono de voz alto y chillón perturbando mi ambiente lleno de paz.
—¡Perdón! ¡Lo siento! Prometo no volver a hacerlo. —dijo ella apenada ingresando por completo a mi salón para sentarse en uno de los taburetes cercanos a mi.
Es obvio que solo son mentiras, nunca dejará de ser escandalosa, y aunque a mi me gusta hacerme el enojado, es algo de su personalidad que no lo cambiaría por nada en el mundo.
—Entonces… ¿A qué se debe tu visita? —le pregunté mientras recogía mi herramienta sin ánimos de continuar con el proyecto. Debo confesar que es mi asignatura menos preferida. ODIO ESCULTURA. Odio el polvo, odio estornudar sin parar y odio ensuciarme constantemente.
—Oh sí, me quedé tan asombrada de verte desalineado que se me olvidaba a que venía.
—No se que te sorprende, siempre me veo terrible en los talleres.
—Pero… es que tu no te das cuenta pero a pesar de que eres un artista, eres muy pulcro. Incluso cuando pasaba a buscarte después de clases de pintura, otros compañeros tuyos salían con el rostro manchado y tu pss… impecable como si te rascaras durante toda la clase.
—No se si debería ofenderme, niña tonta. —la miré con seriedad aunque solo bromeaba, y ella lo sabía porque pronto me reí.
—No, no… ¡Ya deja de distraerme que se me olvida a qué venía! —exclamó con una expresión pensativa antes de volver a chillar. —¡Oh sí! Es que como ahora Young Soo te secuestra casi todos los días quería saber que onda con ustedes…
—¿Viniste solo a chismear sobre nosotros? No te hagas ilusiones, Sun Hee solo somos amigos normales.
—Con que normales, eh… Bueno, es una lastima, aun así me alegra que Young Soo tenga a un amigo tan fuerte como tu. ¿Te falta mucho con… eso?
—No, la verdad… estaba por abandonar a Roberto para ir a comer algo. —bromeé abrazando mi pieza de roca dándole un besito como si me estuviera despidiendo de él y me entendiera.
—¡Genial! Entonces vayamos juntos, no puedo creer que le pongas nombre a esa… roca.
—Shhh, no te atrevas a ofender a Roberto, pronto te enamoraras de él. —susurre dándome ánimos mentalmente soñando con que mi escultura se verá tan hermosa como una de las que se ven en mis libros de historia griega.
Sacudí mis prendas, y cubrí mi pieza con un trozo de tela oscura para así abandonar el salón de clases. Pronto debía regresar pero tenía unos largos minutos de receso que prefería desperdiciarlos junto a Sun Hee antes de quedarme solo en algún rincón de la universidad comiendo un triste emparedado. No estaba del todo presentable, y honestamente no me avergüenza salir de este modo, pero cuando vi a lo lejos del corredor como se acercaba un chico que muy bien sabía reconocer... mi rostro se puso de todos los colores existentes. Sé que Young Soo me ha visto en peores condiciones, lamentablemente, pero una parte de mi no quiere revelarle mi “yo feo”.
—Tu… —gruñí por lo bajo como gato negro emputado.
—No, juro que no fui… —se atajó Sun Hee antes de que pudiera reclamarle algo.
—¡Sun Hee noona! ¡Sunbae! —saludo Young Soo alegremente viniendo directo hacia mí como si fuese a abrazarme pero algo lo detuvo, y su mirada penetrante me hizo sonrojar más de lo que ya estaba. —Wow, sunbae… te ves realmente lindo en ese mono.
—¡¡¡Pfff!!! —se escuchó a mi lado como Sun Hee intentaba reprimir su risa.
—No… no digas eso aquí. —dije nervioso llevando mis manos a la bocota de Young Soo para que no dijera nada más vergonzoso.
—Con qué lindo, eh… —comentó burlona la chica dándole un codazo a Young Soo haciendo que este se sonrojara, ya que tal vez… como aquella vez… volvió a pensar en voz alta.
—Ya, ya… ¿que te trae por aquí, cariño? —le pregunté sin pensar en mis palabras a Young Soo, logrando que Sun Hee nos viese más asombrada que nunca pero la ignoré, porque si le daba lugar comenzaría con sus bromitas de nuevo.
—Bueno… es que te extrañaba, sunbae…
—¡¿Pero qué dices?! ¡Si hasta ayer tú tenías secuestrado a Yun en tu casa, Young Soo! Ya ni recuerdo cómo es el rostro de mi mejor amigo. —comentó dramáticamente Sun Hee ganándose un zape por parte del alto.
—Bueno… No puedo negar que Sun Hee tiene un poquito de razón.
A la primera no me di cuenta pero Young Soo buscaba una excusa para verme y pasar más tiempo conmigo. Al parecer, se olvida que yo tengo otros amigos aparte de él. Quizás con Sun Hee no tienen la misma química, pero aun así Young Soo deberá compartir mi tiempo con ella y se ve que eso le genera un poquito de celos.
—Pero ella te tuvo como dos años.
—Creo que te tengo muy mimado, cachorrito. ¿Quieres venir a almorzar con nosotros? Vamos que tengo hambre y dentro de poco debo volver a trabajar en mi proyecto.
Por fin logré que ambos se calmen, pero al llegar a la cafetería no contaba con que se peleen por pedir y pagar mi almuerzo, parecían dos hermanos celando a su madre. No sabía que Young Soo podría resultar tan posesivo con sus amigos, nunca lo había visto ponerse de este modo por Sun Hee u otra persona.
Al final ninguno de los dos salió ganando porque yo mismo pedí y pagué mi propio almuerzo, y además de ello pague el de los dos mocosos, a mi también me gusta invitar a mis amigos de vez en cuando. Además, no se me olvida que soy el mayor de estos dos niños ruidosos.
El almuerzo fue muy divertido, pudimos hablar de muchas cosas que tenemos en común y al mismo tiempo pude disfrutar sin participar de las conversaciones que mantenía Young Soo con Sun Hee. Ellos dos tenían muchas cosas de qué hablar y me alegra que se tengan el uno al otro. Hace tiempo que no gozaba de un momento así, y fue muy gratificante salir de mi burbuja llamada soledad para permitirme tener compañía.
¿Este es el significado de hogar que dice Young Soo tener cuando estamos a solas?
Al parecer…también soy digno de disfrutar de tal magnífico sentimiento.
Mire mi teléfono sabiendo que habían pasado ya varios minutos, para ser exactos ya se habían cumplido mis treinta minutos del receso por lo que tuve que despedirme de ambos para regresar a mi clase de escultura. En definitiva, no quería irme de ahí, me sentía tan cómodo que hasta podría saltarme las clases para permanecer en este hermoso ambiente un poco más, pero ello sería bastante irresponsable de mi parte.
—¡Oye, sunbae!
—¿Si?
—¿Puedo pasar por ti después de clases?
Sonreí, por supuesto que podía hacerlo. Pero no le respondí con palabras, solo asentí levemente riéndome por la reacción divertida de Sun Hee. Seguramente iba a torturarlo cuando los deje solos a no ser que Young Soo logre escapar del interrogatorio de aquella maldita mujer.
Young Soo
Me quedé sentado observando como la figura de hyung desaparecía a lo lejos del pasillo, luciendo ese mono y cabello desordenado que lo hacía verse tan adorable. Pero algo me estaba inquietando, y era la mirada fija y punzante de Sun Hee noona.
—Entonces niñito, ¿no tienes nada que decirle a noona? —la chica rompió el silencio, y me sacó del trance para así enfocar mi vista en ella mirándolo lleno de confusión.
—¿A qué te refieres? —pregunté extrañado, viéndola como si estuviera fuera de sus cabales a lo que ella dejó salir un suspiro pesado lleno de frustración.
—Realmente ustedes dos van a volverme loca, ¡Loca! —exclamó levantándose para ir a clases también, dejándome solo por un instante hasta que frenó en seco y volteo para mirarme. —¡Oye! ¡Tu! Levantate tambien que tenemos clases juntos, ¿o acaso crees que mirando el pasillo como tonto Kim Yun aparecera de nuevo como una hadita? —dijo aquello último en un tono burlón haciendo cejitas a lo que inmediatamente me puse rojo como tomate, y me levanté torpemente llevándome todo por delante para seguirla.
No sé que me esta pasando, honestamente, desde el momento en que conocí a Yun algo se revolucionó dentro de mi y cuando lo conocí en la entrevista… yo solo quería acercarme más a él. No sé, nunca sentí esa fuerte necesidad de conocer a alguien y pensé que tal vez anhelaba ser su amigo. Pero no lo sé, a medida que pasan los meses me siento cada vez más ¿codicioso? Como si quisiera tomar todo de él, su atención, su tiempo, su cariño…
El siempre me trata como a un bebé, como a su querido dongsaeng, pero tengo una sensación extraña en el pecho y en el vientre, algo que grita que quiero ser más importante que eso. No quiero que me vea como a su pequeño hermanito a pesar de que soy considerablemente muchísimo más alto que él. No se explicarlo, no se ponerlo en palabras. PERO ME VUELVE LOCO. Claro, no de mala manera pero… AAAAAAH, solo quiero gritar y exigirle que solo me mire a mi, pero… ¿por qué? ¿por qué quiero que solo tenga ojos para mí? No puedo entender lo que me está pasando.
Mientras más se de él, mientras más capas caen de su cuerpo dejándome ver las profundidades de su alma, más quiero saber, yo deseo saber todo de él y también quiero que él se sienta igual. Pero yo no soy gay, es decir, nunca me ha gustado un chico antes y no sé si de verdad me gusta o solo es admiración. He tenido muchas novias, no fueron las mejores relaciones y tal vez con ninguna he conectado como lo hice con Yun, pero… ¿no me he sentido asqueado hacia ellas? Será que tal vez… ¿Puede gustarme un chico o yo estoy loco? ¿Por qué deseo tanto cuidar de él? Inclusive esa vez que tuvo su cita en Blue Moon me dieron celos, joder, me quemaban los celos. ¿Sería correcto si hablo de esto con Sun Hee o con Sakura? Sun Hee parece saber cosas que yo no, y yo quiero respuestas aunque también me da miedo saber esas respuestas.
—Young Soo… YOUNG SOO…—murmuró aún más fuerte Sun Hee sacudiéndome. —Niño, el profesor te está preguntando algo, ¿en qué piensas tanto para perderte así? —dijo entre risitas mordiéndose el labio inferior antes de soltar su nombre. —¿Yun?
¡No! ¡DIOS QUE VERGUENZA! No pienso hablar con Sun Hee al respecto, aún no estoy listo.
Hyung te extraño… sácame de aquí.
Yun
Las horas en el taller se volvían eternas cuando ansiaba irme, sentía esa adrenalina en mi corazón como si al otro lado de la puerta me esperara el amor de mi vida. Bueno, es que en ese entonces aún no sabía que Young Soo jugaría un papel tan importante en mi historia.
Cuando la clase finalmente acabó me sentí apenado, no había posibilidades de arreglar mi apariencia, sin embargo pude sacarme mi mono el cual estaba lleno de polvo y guardarlo en mi bolso. Mi cabello estaba travieso y no podía dejar de estornudar por haber estado en un ambiente lleno de polvillo. Porque si… soy alérgico, otra razón para odiar las clases de escultura.
—¡Sunbae! ¡Al fin sales de clases! —el alto exclamó corriendo hacia mi para abrazarme como si no me hubiese visto en semanas. Definitivamente podía imaginarlo como un gran cachorro moviendo su cola peluda. Él es mi golden retriever.
Es tan adorable.
—No he tardado mucho, bebé… —susurré en un tonito mimoso.
—Quizás no lo sabes pero llevo afuera esperando unos veinte minutos. —dijo haciendo un bonito mohín.
—Exageeradooo… —Ah… es tan lindo, nunca nadie a parte de Sun Hee me ha esperado hasta que yo saliera de clases.
—Es que me gusta estar con sunbae. —respondió él queriendo atajarse con sus mejillas ruborizadas. Era raro y lindo al mismo tiempo ver a un joven tan guapo de 1.87 todo tímido.
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