Cuando llegamos me sentí ansioso, tener a Young Soo tomando de mi mano me ayudaba bastante, y cuando cruzamos miradas con Jae Hyun él fingió que no me conocía. Pero aun a lo lejos, pude sentir la amenaza sin que me dijera nada. Aun así, ya estaba decidido, no solo por mi, sino porque mis amigos merecían una solución a este caos, sobre todo Young Soo después de todos los problemas que tuvo por buscarme.
Kim me abandonó cuando tuve que dar mi declaración de los hechos, y seguido a ello presenté cargos contra Jae Hyun por acoso y violencia hacia mi persona. Mencioné que tenía pruebas en mi teléfono pero que no lo llevaba conmigo, así que me dejaron llamar a Sun Hee para que lo trajera hasta la comisaría. Ella se alteró cuando escucho mi voz y la verdad no tuve mucho tiempo de explicarle, pero accedió a mi pedido tan pronto dije que estaba denunciando a mi ex.
El proceso fue algo largo y engorroso, ahora tenía una perimetral y no estaba seguro de que iba a pasar con Jae Hyun pero tampoco me apetece saberlo. El podría ir preso unos meses por todas las pruebas que tenía en su contra, sin embargo yo me conformaba con que pase la noche en la comisaría.
—Señorito Kim, ¿estás seguro de esto?
—Por supuesto... —respondí con seguridad, no tenía tanto miedo ahora que finalmente pude dejar ir esto que tanto me estaba perturbando.
Volví a casa seguro, Sun Hee estuvo aferrada a mi brazo como si su vida dependiera de ello, y Young Soo no dejó de brindarle calidez a mi mano izquierda. Entonces me pregunté, ¿qué hice bien para merecer tanto amor por parte de mis amigos? Pero no deje que esa pregunta taladre mi mente, solo me deje querer, y permití que ellos cuidaran de esta alma rota que se estaba cayendo a pedazos.
Cuando llegamos a casa Seung Hwa me recibió con energía, y me abrazó tan fuerte que me hizo gemir del dolor, pues los tres se estaban olvidando de que mi cuerpo aún estaba herido. Se que ellos contuvieron su rabia al ver el estado en el que me encontraba, y apreté la mano de Young Soo para que no me abandone aun si estoy seguro en mi departamento.
—Hyung... creo que debemos ir al hospital. —comentó Seung Hwa buscando la aprobación de Young Soo y Sun Hee.
—No, estoy cansado... quiero descansar un momento. —Young quiso soltar mi mano cuando dije aquello pero me apresure en entrelazar nuestros dedos para no dejarlo ir. —Mañana tal vez... pueden acompañarme. Hoy no... por favor.
Sabía que ninguno estaba de acuerdo, pero ahora que estaba dentro de mi zona de confort no deseaba salir. Mi ropa aún estaba empapada por la lluvia, tenía frío y solo quería el calor de mi casa. Lo que menos deseaba era pasar la noche en una fría habitación de hospital.
—Ya sabes... Oppa tiene miedo que los fantasmas le jalen de las patas si pasa la noche en el hospital. —Bromeó esa pequeña niña para romper el ambiente, y todos reímos con ella porque en parte... era verdad.
—No se de que hablas. —Trate de negar pero mi risa me delataba. No pude disfrutar mucho de la diversión, mi estómago comenzó a doler por los músculos que se contraen cada vez que quería soltar una carcajada. —Umhg...
—Lo siento, lo siento... —se disculpó ella de inmediato.
—¿Sunbae? ¿Te duele mucho?
—No se preocupen, es lógico que me duela...
—Oye... Oppa, ve a tu habitación a descansar, le daré a Young Soo el botiquín para que te ayude...
—Yo también puedo... —quiso interrumpir Seung pero se ganó un codazo en las costillas por parte de la chica.
—Tsk... tú no puedes, vamos, vamos, será mejor que tomes una ducha caliente y descanses, te enviaré a Young Soo contigo... El no se irá a ninguna parte. —Sun Hee me miró con una sonrisita picara mientras empujaba suavemente mi cuerpo desde la espalda.
Quise reír por la situación pero solo una queja escapó de mis labios por el dolor abdominal. No sabía que tanto demoraría Kim en venir a mi habitación, conociendo Sun Hee seguro lo debe estar interrogando para no molestarme a mi. Mi cuerpo temblaba mucho y no estaba seguro de si era por dolor o frío, así que me animé a quitarme la ropa poco a poco frente al espejo de mi habitación observando como aquellos golpes comienzan a tomar color en mi piel. Es frustrante verme nuevamente herido después de tanto tiempo, pero solo son cicatrices de una batalla que finalmente había acabado y que por suerte he ganado.
Fue difícil preparar la ducha pero pude hacerlo por mi cuenta, iba a ser muy vergonzoso decirle a alguno de mis amigos que me ayudara. Me dolía cada vez que intentaba lavarme pero hice el esfuerzo para no molestar a nadie más.
Pensé que estaba solo y salí de mi baño con mi bata, pegué un pequeño saltito del susto. Young Soo me esperaba sentado sobre mi cama con el botiquín a su lado, y vi que también había traído una bandeja con alimentos y bebidas.
—¡Joder! Young, pudiste haberme avisado, casi me haces morir de espanto. —murmuré más avergonzado que asustado.
—Pero... lo siento, si quieres puedo irme. —dijo él de inmediato siendo un manojo de nervios.
—NO... No... solo estaba jugando contigo, aunque si me sorprendiste. —dije aun con más vergüenza por no querer dejarlo ir y no tener el valor de admitirlo.
—Lo siento, es que no quería interrumpir tu baño. —Él se levantó para tomar mi mano y ayudarme a caminar hasta mi cama donde finalmente me senté. —¿Cómo te sientes?
—¿Quieres que sea honesto?
Young Soo asintió mirándome con esos ojitos llenos de preocupación. Me derretía cada vez que lucía como un cachorro triste por su dueño.
—Bueno... me duele mucho, pero... no está tan mal.
—No digas eso... no normalices el dolor. —Acercó su mano a mi mejilla herida para acariciarla como si se tratase de seda, y me puse nervioso, el ambiente se puso extraño tan pronto tocó mi rostro. Aun estaba desnudo bajo la bata de baño y sin querer comencé a ruborizarme, aunque probablemente no me veía lindo con el rostro golpeado.
—No... no me mires, estoy horrible. —mencioné queriendo alejarlo de mí pero...
—¿Qué dices, sunbae? Si aun cuando ese bastardo lastima tu rostro sigues siendo el sunbae más hermoso que he visto en la vida.
Creo que a Young Soo se le ha escapado ese comentario o lo pensó en voz alta porque se puso más nervioso de lo normal, y un ligero rubor adorno sus mejillas.
—Gracias... es muy lindo de tu parte. —susurré conmovido, y al mismo tiempo intente que se sintiera seguro. Pero él seguía viéndose nervioso, y al parecer le estaba costando trabajo abrir el botiquín por su cuenta. —¿Necesitas ayuda?
—No, no... puedo hacerlo, quiero hacerlo para ti.
—Entonces... ¿vas a curarme tú? —pregunté asombrado.
—¿Es... es incómodo para ti? Es que bueno... Sun Hee me dijo que podía ayudarte pero ahora que lo preguntas, no te he consultado si quieres mi ayuda.
—No, no, sí quiero. —Desvié mi mirada sintiéndome aún más cohibido y pensé... "pero tengo vergüenza de que veas mi cuerpo herido".
Young Soo tomó una de las pomadas para el cuerpo que se encontraban en el botiquín, usualmente este tipo de medicamento los compro yo, siempre fui propenso a sufrir heridas. Recuerdo que Seung Hwa sufría cuando me veía comprar nuevas cremas para mi cuerpo, porque aunque yo le dijera que tuve un accidente en la calle de camino al trabajo o en la universidad, él sabía perfectamente que yo estaba sufriendo de violencia dentro de mi relación venenosa que mantenía con Jae Hyun. Young Soo no me hizo preguntas tras ver la cantidad de medicinas, solo me miró directamente a los ojos antes de tomar mis manos.
Aplicó aquella fría pomada sobre mis dedos, y él suavemente los masajeó hasta que la piel absorbió el medicamento. Volvió a tocar mi mejilla para esparcir el medicamento por aquella zona más delicada, y como si me pidiese permiso por telepatía, solo me miró en busca de aprobación. Con delicadeza descubrió mis hombros comenzando a desnudar mi torso. Mi corazón comenzó a bombear rápido de lo nervioso que me traía, y es que me daba miedo que esa dulce mirada me juzgará. Pero al contrario de todo lo que yo pensaba, él me beso con sus ojos y me trato con amor en todo momento.
Young Soo no solo estaba curando mi exterior, también estaba sanando mi corazón con ese amor que mi alma tanto había anhelado.
Con ese amor que nunca me permití tener.
Con ese amor que comenzó a florecer con un tallo más fuerte y firme, haciendo que yo empiece a olvidarme del temor dejando que fluya en mi corazón.
Me estaba enamorando de él, y fuera de tener miedo, baje mis barreras para dejarme caer en un amor no planeado por mi pero si por el destino.
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