Mientras descansaba bajo las nubes grises no sabía que del otro lado había un Young Soo preocupado, pues al igual que yo él había despertado con un mal presentimiento y a medida que las horas pasaban la angustia crecía en su pecho. Él no sabía porque se sentía de esa manera, pero pronto lo descubrió cuando vio que yo no llegaba a mi horario laboral.
Young Soo
Estaba muy alterado pero al mismo tiempo debía mantener la calma porque había clientes, y como encargado de Blue Moon necesitaba estar firme en todo momento. Sakura podía darse cuenta que algo estaba pasando, y el trabajo estaba siendo tan duro que ella se preguntó porque solo eramos nosotros dos cuando normalmente somos dos empleados más el encargado de turno.
—Sakura... ¿Puedes cubrirme un momento? —mencioné, a punto de un colapso mental. No sé porque, a medida que pasaban los segundos sin Beom mi corazón bombeaba más fuerte en mi pecho.
—¿Estás loco, sunbae? ¿La tienda está llena y estoy sola haciendo todo? ¿Qué pasa con Yun? ¿Por qué no llega? —respondió ella aterrorizada con la idea. Respiré profundamente y la entendí, pero aunque intentara contar hasta diez algo dentro de mí se estaba revolucionando.
—Eso mismo me gustaría saber, y algo me dice que no tendremos buenas noticias. —dije con honestidad.
—No me asustes Young Soo...
—Déjame hacer una llamada rápida y seguimos juntos en esto, no voy a dejar que cargues con todos los clientes tu sola, Sakura. —le di una palmadita en el hombro, y me di la vuelta para dejarla sola unos minutos.
Entonces cuando tuve la oportunidad, lo primero que hice fue intentar comunicarme con Kim Yun, pero fallé. Intenté una y otra vez, pero fallé y fallé. Le dejé mensajes de voz desesperanzados, hasta que decidí llamar a Sun Hee para avisarle lo que estaba pasando, y preguntarle si sabía algo de él. A lo que ella me respondió que solo lo había visto irse de la universidad, y que no tenía idea de su paradero.
La preocupación no solo aumentó en mí, sino que ahora Sakura y Sun Hee también formaban parte. Ella prometió que llamaría a Seung Hwa para ver si sabía algo, y todo parecía ir de mal a peor porque en definitiva ninguno de ellos sabía dónde estaba Yun.
Sun Hee y Seung Hwa comenzaron a buscarlo en todos los lugares posibles donde podría encontrarlo, pero era evidente que él no había huido para faltar al trabajo y que algo raro estaba sucediendo. El campus era muy extenso, aún así Seung Hwa interrumpió todos los salones posibles con la esperanza de encontrarlo en alguna clase, mientras que Sun Hee preguntaba a cada estudiante que se cruzaba si lo había visto irse hacia alguna dirección en particular. Obtuvieron muy pocas respuestas, y las pocas personas que lo vieron al salir solo apuntaron la dirección que él suele tomar cada vez que le toca trabajar en Blue Moon después de clases.
No estuve tranquilo durante todo ese tiempo en el que no recibí ningún llamado de Sun Hee, pero recibí el apoyo moral de Sakura. Miles de situaciones pasaron por mi cabeza, y uno de sus pensamientos que más me tenía alterado era la idea de que Yun habría sufrido de algún accidente de camino al trabajo. Lo último que se me hubiera pasado por la cabeza es que había sido víctima de su ex.
Tuve que llamar a Sangha para pedirle que nos ayude, y tuve la suerte de que no se negara aunque claro, iba a tener que pagarle horas extras, pero en ese momento era lo que menos me importaba. Así que mientras esperaba a que Sun Hee y Seung Hwa lleguen a Blue Moon para darme noticias del paradero de Beom me ocupe de llamar a los hospitales más cercanos para saber si en uno de ellos podía encontrarlo, incluso averigue en comisarias pero se me hacía que perdía el tiempo y era tonto hacerlo cuando mi pequeño hyung no es capaz de matar ni a una mosca. Más bien, las personas lo pisan como si fuera un pequeño y frágil insecto, odio eso. Me siento tan impotente de no poder protegerlo.
En parte, me sentí aliviado de que él no se encontrará en ninguno de esos lugares, pero ya no quería esperar más por sus amigos, solo deseaba fuertemente salir a por él a como dé lugar sin importar si dejaba el local en manos de mis empleados.
Las nubes grises y la fría brisa avisaban una futura y pronta lluvia, y los pensamientos de "¿Estará solo? ¿Estará pasando frío? ¿tendrá miedo?" azotaron mi mente provocando que tomara la iniciativa. No tuve tiempo de avisarles a Sakura y Sangha, y simplemente salí corriendo de la cafetería para ir en busca de un alma rota que estaba desparramada por ahí, en un oscuro callejón, muy cerca de todos pero al mismo tiempo en un punto ciego para mi.
—Kim Yun... ¿Dónde demonios estás? ¡Dame una señal, joder! —le grite al viento desesperado. Mi pecho dolía y no sabia porque tenia tantas ganas de llorar como si estuviera conectado con él por un hilo invisible, y como si Yun hubiese respondido a mi pedido, una señal llegó a mi. Y fue la peor de todas...—¡Oye! ¡Tu! —corrí agitado en dirección a esa persona que caminaba tranquilo hablando por teléfono. Lo frené inmediatamente, y me paré de frente a él, era notoriamente más bajo que yo, aunque se veía más mayor.
Jae Hyun.
—Oh... mira a quién tenemos aquí, al príncipe azul. ¿Ya vas corriendo a buscar a tu princesa... digo, a tu puta barata? —y por el comentario no tarde demasiado en deducir que aquel malparido de su ex sabía perfectamente donde se encontraba Yun. La ira creció en mi interior e impulsivamente jale a Jae Hyun de su camisa mirándolo amenazadoramente.
—Dime ya mismo... si aprecias tu vida, dónde demonios está Yun. —apreté su ropa con mis manos alzando su cuerpo apenas. Siempre fui un chico muy pacifico pero él tenía algo que hacía sacar la peor cara de mi.
—No se porque haces este escándalo por una prostituta, arruinas mi camisa, mocoso. —Jae Hyun intentó liberarse del agarre pero no era fácil escapar de mí y menos si este estaba enojado.
—Puedo arruinar más que solo tu camisa. —y sin pensarlo le di un cabezazo a Jae Hyun en la nariz haciéndolo sangrar, no toleraba ni un segundo más de su sonrisa burlona mientras que yo estaba ahí muriendo de los nervios imaginando todo lo que habrá pasado mi hyung en manos de ese bastardo. —¡Ya dime dónde carajos lo dejaste! —exclamé.
—Ugh.. mierda, me duele. —me ignoró por completo concentrándose en su dolor físico.
—¡Dime dónde está Kim Yun! —grité aún más impaciente.
—¡Oh dios! ¿Qué está pasando aquí? —se escuchó una tercera voz desconocida, era una señora que desgraciadamente al parecer estaba muy cerca de ellos, y pronto la maldita vieja comenzó a gritarle a la policía para que nos separe a Jae Hyun y a mi.
Obviamente Jae Hyun aprovechó para hacerse la víctima, como todo hombre cobarde, y así librarse de mis puñetazos que no podía dejar de arremeter contra él.
Lo que no estaba notando, es que estaba perdiendo el tiempo intentando sacarle información a una escoria, y solo fui consciente de ello cuando la policía intervino para separarme completamente de ese desgraciado, y las primeras gotas de la lluvia cayeron sobre mi cabello oscureciendo más por la humedad.
—Señor... por favor, déjeme ir. Necesito ir a buscar a mi...amigo, él está en peligro, y este hijo de... no quiere decirme donde lo ha dejado. —supliqué al oficial que me inmovilizo para que dejara de atacar a Jae Hyun.
—No, no, usted primero debe acompañarnos a la comisaría. —mala idea en mirar a Jae Hyun, este a pesar de estar herido seguía sonriendo como si hubiese ganado la batalla. Me desesperé aún más y no cabía dudas de que él le había hecho algo terrible. LO PODÍA SENTIR.
—¡Necesito irme ahora! ¡Señor se lo suplico, él está en peligro!
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Yun
No me estaba muriendo como creía Young Soo, pero aunque estaba vivo si me sentía morir, y solo el viento helado que envolvía mi cuerpo me consolaba.
Las primeras gotas cayeron sobre mi rostro adolorido, no tenía noción del tiempo ni de cuántas horas permanecí sentado en el suelo tratando de soportar mi mente que no dejo de castigarme aun en la inconsciencia. Por un momento, pensé que hubiera sido genial no haber despertado nunca, pero entonces mi "yo" optimista me hablaba diciéndome que si así hubiera sido, él habría ganado y yo nunca quise darle mi vida a pesar de no saber lidiar con mi estabilidad mental.
Estaba todo tan oscuro, la verdad no había pasado mucho tiempo pero yo no lo sabía, el cielo me engañaba debido a la lluvia que se aproximaba. No me daba miedo el agua, ¿cómo podía temerle a un poco de lluvia después de sobrevivir a esta maldita vida? Siempre trato de convencerme que se puede salir adelante y que no debo maldecir la vida que me ha tocado porque debo estar orgulloso de tenerla. Pero joder, ¿por qué mi camino tiene que estar llena de espinas?
Es una constante batalla entre odio, tristeza y confusión. Claro, yo no era consciente de que estaba sufriendo una depresión que venía arrastrando desde Japón. Todas mis decisiones fueron consecuencia de un mal que estaba en mi cabeza y que nunca pude ver a tiempo.
¿Y cómo podía verlo si desde niño me enseñaron a callar y ser independiente?
Cuando se sufre desde joven te acostumbras a ese dolor y a esa rutina extraña de estar viviendo en una falsa felicidad, rodeándote de pocas personas y de forzarte a ti mismo a seguir adelante cuando en realidad lo único que quieres hacer es dormir mucho. Y si, hubo veces donde solo permanecí en mi cama sufriendo, y como si fuera por arte magia a las dos semanas me levantaba y continuaba mi vida como si nunca hubiera estado hundido en la oscuridad de mi habitación.
Estaba normalizado en mi, y tardé en notar que no estaba bien, de hecho aun en este tiempo no lo logro ver. Pero de esto se trata mi historia, porque no es solo un cuento de amor, sino que siempre será algo más.
Este día, el día más solitario de mi vida, es uno de los días que jamás olvidaré. No solo por el maltrato que recibí por parte de una mala ex pareja, sino por todos los pensamientos que corrieron por mi mente. El cuestionarme el porqué sigo respirando, el porqué sigo nadando contra una corriente que solo quiere llevarme a las profundidades del océano. Me pregunté porque arriba de este mar no hay un bote que viene por mi. "¿Realmente soy tan insignificante en esta vida?", Esa pregunta apuñalo mi corazón.
Tenía una familia y no estaba ahí para ayudarme, y se que escapé de ella, pero aun si esto lo hubiera vivido frente a sus ojos pondría las manos en el fuego jurando que ellos jamás harían nada para rescatarme de este agujero.
¿Por qué? I don't know.
Mi madre siempre dijo que yo tengo todo para ser feliz, "salud, familia y amor", pero que irónico que lo que ella dice que tengo mi alma siente que le hace falta.
La lluvia se hizo más fuerte y empapo todo mi cuerpo, no tenía ánimos de cubrirme de ella sino que deje que fluya y se lleve el mal que llevo dentro. Hacía frío, mucho frío, y no se si era por el agua o por la soledad que me acompañaba en esas largas horas de la noche. Llamar a alguien no era una opción, mi teléfono no estaba conmigo.
Por un momento, tuve la voluntad de ponerme de pie como siempre... pero otra vez me pregunté, ¿por qué tengo que seguir haciéndolo? ¿Por qué siempre que estoy tendido en el suelo yo debo impulsarme con mis propios brazos para volver a estar de pie? ¿Por qué no hay una mano ahí que me ayude a tocar el cielo?
Entonces, cuando titubee y estaba por volver a caer lo vi frente a mi. No sé si fueron por los golpes que yo ya estaba delirando, porque era imposible que esté frente a mí, sin embargo, no tuve tiempo para razonar y simplemente vi a Haruki como si fuera un salvavidas.
Como echaba de menos su mirada...quise levantarme pronto para abrazarlo y llorar. Pero cuando tomé su mano, no era él, y el abrazo lo recibí pero no fue el mismo calor, y las lágrimas salieron pero no fue de emoción por verlo con vida.
Mis lágrimas simplemente rebotaron.
—¡Yun! Yun por dios, estaba tan preocupado... dios, ese maldito hijo de puta. —Al inicio me costó reaccionar, y no podía creer que Young Soo me buscó, que buscó y se tomó las molestias de rescatar a una persona como yo. Él lloraba en mi hombro y se aferraba a mi cuerpo como si fuera la persona más importante de su vida. Estaba adolorido pero no tenía el valor de quejarme, solo por un momento quise dejar que alguien me quiera.
Se separó de mi cuerpo luego de varios minutos, aun me abrazaba solo que descubrí que intentaba buscar mi rostro. Tuve vergüenza de que me viese lastimado pero de algún modo todos los malos pensamientos desaparecieron como la nieve de invierno en primavera en cuanto el me vio a los ojos. No me pregunto que me paso, tampoco me regaño y no se burlo de mi. Él solo limpió mis lágrimas que se mezclaban con las gotas de lluvia y se acercó lo suficiente para besar mi mejilla herida.
—No volveré a dejar que esto pase. Lo prometo.
Su suave susurro fue dulce y tomé su promesa aunque por dentro en mi mente, el otro Kim Yun que hay en mí me gritaba que las promesas no eran para siempre.
—Gracias...
No pude tener un gran momento a solas con Young Soo, yo no lo había notado en un comienzo pero él se apareció con un vehículo de la patrulla. Me dio miedo indagar, pero no fue difícil escuchar que Young Soo había sido arrestado por haber peleado con Jae Hyun en la vía pública. Él los convenció con "ayuda de contactos" a que me buscase cerca, puesto que aun en esa situación Jae Hyun se negaba a confesar donde me había acosado.
Ahora que me han encontrado me abrigaron para subirme a la patrulla, y si, me negué a que me alejaran de Young Soo. Una mujer policía se sentó a mi otro extremo en los asientos traseros del vehículo, ella no solo era policía, sino que apoyaba a victimas de abuso sexual o violencia domestica, y sus derivados.
—Me dijeron que te llamas Kim Yun, ¿es verdad?
—Si... —murmuré débil.
—¿Quieres contarme qué ha pasado? Necesitamos que declares. —murmuró ella con cuidado junto a una mirada amable.
—Mh... está bien.
—Puedes hacer una denuncia si quieres, es lo mejor. —No respondí. —Sé que tienes miedo, pero te podemos asegurar que vamos a protegerte. Si no me equivoco Young Soo dijo que Jae Hyun es tu ex pareja, él está en la comisaría siendo retenido.
Me altere solo con oír su nombre y traté de empujar a Young Soo quien estaba a mi lado para escapar de la patrulla, pero era imposible saltar del automóvil cuando estaba en movimiento. Mis palpitaciones se enloquecieron y mi mente también.
—No... yo... necesito ir a mi casa, quiero ir a mi casa.
Young Soo me abrazo con delicadeza y beso mis cabellos robándome un suspiro. No sabía porque tenía ese efecto en mí, pero podría llegar acostumbrarme y querer más.
—Está bien, voy a considerarlo... —murmuré finalmente rendido ante las caricias de Kim y la mirada esperanzadora de la oficial Min.
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