Miércoles 4 de diciembre del 2019
Es elegido como nuevo ministro del interior del país de Kales, Marco Fernández. Toda la ciudadanía esperaba que él fuera la esperanza del pueblo, alguien en quien se pueda confiar; sus campañas mostraban a un ser humano preocupado por la ciudadanía, pero en el momento en que se le dio el puesto, cambió tantas políticas que estaba afectando a la clase media y baja. Una de sus políticas fue subir los impuestos, otra fue limitar la cantidad de gente en centros culturales. Al pueblo le encanta promover el arte. otra fue cambiar el tipo de moneda que incluso el presidente aceptó.
Era un manipular de primera clase, todos le tenían miedo porque no sabían qué tipo de daños les podría causar si lo enfrentaban. Él era bueno expresándose con las palabras y engañaba al pueblo diciéndoles que aquellos cambios eran necesarios para poder hacer prosperar a la nación.
En el momento en que sus políticas fueron expuestas, también comenzaron a exigirle al pueblo que comiencen a acatarlas. De un día para otro, tuvieron que pagar una cantidad exagerada de impuestos; además de los limitantes en los centros culturales, incluso había policías en aquellos lugares para impedir el exceso de personas. Las personas sentían que estaban retrocediendo en lugar de avanzar. Muchos perdieron sus hogares o negocios por estas políticas, entonces, un grupo de personas que no aceptaron esto, deciden unirse para luchar con todos los medios posibles contra el ministro Marco. comenzaron a atacar lugares donde él solía ir o de las cuales era propietario, pero les faltaba un nombre para que los reconozcan, así que, deciden llamarle “liberación”. Sin embargo, el ministro los considera a nivel nacional, un grupo radical peligroso.
Los días pasaban, y las personas apoyaban más los ideales del grupo “liberación” e incluso los ayudaban y más personas se les unían. Aunque, el ministro no se quedaba atrás, él realizaba más campañas sobre lo bien que está el país y cuanto ha avanzado, muchos le creyeron la historia y lo apoyaban sin importar qué. el pueblo entero estaba dividido en dos bandos, era difícil saber cuál caería primero. La única opción era pelear hasta que uno de los dos cayera.
Entonces el ministro se le ocurre una nueva forma de poder ganar más gente. Decide realizar charlas con estudiantes universitarios para enseñarles la importancia de emprender, lo difícil que es la política y las cosas con las que tiene que lidiar al día.
Miércoles 12 de febrero del 2020. 15:00 P.M.
Estudiantes de la carrera de diseño de cuarto año de la universidad Tsalach, son invitados al edificio Bolívar de 8 pisos, uno total de 12 estudiantes más un maestro. Entre los estudiantes se encontraba Oliver, un chico con un pensar veloz y una fuerza sobrehumana que oculta y Celia, una chica de cabello largo, que le encanta los lugares pacificos. Todos quedan asombrados por la arquitectura del edificio Bolívar a tal punto que sacan sus teléfonos para sacarse selfis.
Oliver conversa con algunos de sus amigos, pero no despega su mirada de Celia con quien quiere pasar el día. Entonces, se aleja de los chicos sin decirles nada y va directo hacia ella.
— Celia, ¿te gustaría explorar el lugar antes de la charla. — dice todo entusiasmado.
— ¡claro! Pero puede que nos metamos en problemas si entramos sin permiso a alguno lugar.
— Será una gran experiencia, ¿Cuándo volveremos a tener la oportunidad de entrar a un edificio así?
— Mejor no, no quiero tener problemas.
— Entonces… ¿Qué te parece ir por un helado al terminar? sé que te gusta el de fresas.
— Está bien. Pero no hagas locuras.
Todos entran, Oliver está entusiasmado por ir por el helado junto a ella, no puede ocultar su emoción e incluso Celia no nota. Se dividen en pequeños grupos para usar los elevadores y todos llegan al piso 7 del edificio. Se maravillan por lo grande que es el lugar.
Sienten que están en otro mundo; el decorado, las luces, la plataforma, todo era sorprendente. Al fondo del lugar, se encontraba el ministro Marco, quien estaba haciendo unas últimas pruebas de audio, ve a los estudiantes y se acerca para saludarlos.
— Espero que no hayan tenido problemas en el camino. Hoy es un día muy importante, pasarán a la historia, muchachos.
— Gracias por la invitación, nos honra con su charla señor ministro. — responde con voz calmada y educada el profesor.
— No tengan miedo, futuros emprendedores de la patria, pasen, tomen asiento donde les plazca.
Los estudiantes pierden el nerviosismo que sentían en un principio y corren a sentarse al frente, pero las chicas no peleaban por los puestos como los chicos y el profesor tuvo que intervenir para que se controlaran, el ministro se ríe por lo que ve y dice que extraña ser joven.
Oliver dejó de escuchar a su maestro y se concentró en buscar donde se sentó Celia, desvía su mirada de un lado a otro hasta que logra encontrarla y se dirige hacia ella a pesar que el profesor le está reclamando por su conducta.
— ¿puedo sentarme junto a ti?
— Claro, pero cuando comience la charla, por favor, guarda silencio, ¿sí?
— Estaré tan callado que creerás que me morí.
— Ja ja ja, ¡Estúpido!
Oliver se muestra un poco intranquilo, observa a Celia, luego ella lo observa, pero él desvía la mirada.
— ¿Qué ocurre?
— No, nada. Es solo que... quería saber… ya sabes… ¿te gustaría hacer algo, los dos, juntos, durante las vacaciones que se aproximan?
Un pequeño silencio los rodea. Oliver mantiene su mirada hacia el suelo, nervioso, esperando la respuesta.
— Me gustaría
— ¿en serio? — dice con alegría.
— A donde te gustaría que fuéramos. — dice con voz calma y alegre.
— Ahm… no estoy seguro… y a ti ¿Dónde te gustaría ir?
— Mmm… en mi caso, seria, ir al campo y tener música para bailar.
— Campo y música contemporánea ¿Qué extraña mezcla
— Ja ja, si lo sé, pero es lo que me encanta, recuerda que me crie en el campo con mis abuelos y luego vine a la ciudad. Todo era muy ruidoso, y un día, mientras descansaba de toda la abrumadora ciudad, un vecino puso música y empecé a bailar y eso me quitó todo estrés y angustia.
— Han pasado casi 3 años desde que me lo dijiste, casi lo olvido.
— A pesar del tiempo que he pasado aquí, aun prefiero el campo.
— ¡hecho!
— ¿eh?
— Te llevaré al campo, creo que tengo un amigo con una casa en el campo. Te llevaré ahí en las vacaciones.
— Creo que con el helado que me invitaste sería suficiente. Ir al campo, que hagas todo eso, creo que sería abusar de tu amabilidad.
— Para nada. Lo hago porque quiero hacerlo y pasar más tiempo juntos. Casi no hemos hecho cosas juntos desde hace casi un año. Ir al campo será toda una aventura.
— Entonces, creo que acepto tu propuesta. Tenía pensado buscar trabajo durante las vacaciones, pero ir al campo será algo buen, despejaré mi mente.
— No te arrepentirás, será el mejor viaje de tu vida.
— Realmente estás loco.
— Loco por ti.
— ¡estúpido! — dice entre risas.
— *lo digo en serio* — se dice a sí mismo, internamente.
La charla comienza, las palabras que dice el ministro se sienten potentes, inspiradoras, llenas de autoridad y de que nada es imposible, Celia está entusiasmada, pero Oliver siente que son palabras vacías, practicadas para crear aquella sensación. Pero, aun así, no se queja porque Celia está feliz.
Mientras están dando la charla, a las afueras del edificio Bolívar, se encuentran 3 personas observando el edificio, notan a los guardias, rutas de escape, la cantidad de gente que pasa, las cámaras externas, etc. Se van y suben a una camioneta.
— Acabaremos con los guardias, no los dejen con vida. Entramos, tomamos posesión del edifico, capturamos al ministro y transmitimos en vivo nuestro enojo hacia él y lo que haremos. — expresa el líder del grupo.
— Hay jóvenes entre el ministro y nosotros, ¿Qué hacemos con ellos? — dice una de las integrantes.
— Serán victimas de lo que está a punto de suceder. Lo haremos rápido, no hay que dejar que piensen en cómo defenderse o huir. Será nuestra única oportunidad. ¡viva la liberación!
— ¡viva! — dicen al unísono.
Llaman por radio al resto de gente que atacará el lugar, varios autos aparecen y se estacionan en diferentes puntos. Todos se bajan de los autos, caminan con normalidad y al estar a unos cuantos pasos del edificio, sacan sus armas y disparan a los guardias. Los civiles corren del lugar aterrados. Entran y matan al sujeto de la recepción, avanzan y hacen que los civiles en el lugar permanezcan en el suelo. Van hasta el segundo piso y toman posesión de él, pero un guardia logra disparar. El sonido llega hasta el séptimo piso y todos guardan silencio, un guardia intenta comunicarse con los del primer piso, pero no recibe respuesta y va a investigar.
— Esto no me gusta nada ¡hay que salir de aquí! Le dice Oliver a Celia.
— No sabemos qué está pasando en realidad. Mejor quedarnos aquí y dejar que los de seguridad se encarguen. — dice con voz temblorosa y sujetando la camisa de Oliver quien siente cómo le tiembla la mano a ella.
— Estamos a salvo. Recuerda que cuando entramos vimos muchos guardias, todo estará bien.
Mientras tanto, en el piso tres, una fuerte lucha está sucediendo, varios guardias y gente del grupo liberación, están confrontándose a puño limpio. Se lanzan contra las paredes, los ventanales, lanzan sillas y pelean con cuchillos, era una batalla feroz que estaba reteniendo el avance del grupo radical. Algunos de aquel grupo deciden ir por el elevador hasta el siguiente piso, pero guardias estaban esperando y disparan sin dudar, el sonido se apropia del resto de los pisos. El ministro y los estudiantes se asustan y no dejan de temblar.
En el piso 3 también comienzan a disparar, era una masacre. Liberación sigue avanzando y toma posesión del piso cuatro y no tardó en tener el control del piso cinco. Sin embargo, en el piso seis, habían construido una barricada para impedir el avance del grupo radical de liberación, incluso cortaron los cables del elevador. Intentan avanzar, pero la barricada era muy fuerte, los disparos no paraban de escucharse, intentan destruir la barricada con todas las balas disponibles.
En el piso 7, los estudiantes demuestran, miedo, terror, desesperación, llanto, entre otros. Oliver se sentía impotente en ese momento, tanto que presiona el suelo y lo atraviesa, solo Celia lo notó, pero no dijo nada porque conoce su secreto.
En el piso seis, el grupo liberación, coloca C4 en la barrica y la hacen explotar, la magnitud del impacto sacudió horriblemente el edificio y sus cimientos. El grupo avanza y llegan hasta el piso 7, Oliver no resiste más y sujeta de la mano a Celia y salen de la habitación a toda prisa, un guardia los ve, intenta llamarlos, pero en ese instante entra el grupo liberación, apuntan a todos hasta llegar al primer ministro.
Oliver llega hasta la puerta de emergencia, no sabía si subir o bajar las escaleras externas, solo pensaba en la seguridad de Celia. Escuchan voces acercándose, Oliver le dice que se coloque detrás de él.
Dos sujetos salen, Oliver golpea a uno quien sale volando contra la pared, el otro esquiva los golpes y le da una patada al muchacho, pero él lo resiste, sujeta al hombre armado y lo lanza contra el suelo. Después, dos sujetos se aproximaban, él cierra la puerta e intentan subir al siguiente piso, pero otros dos sujetos estaban bajando del piso ocho, corren hacia el lado opuesto, pero otro grupo estaba subiendo, los tenían rodeados y él no podía enfrentarlos teniéndola a ella tan cerca.
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