Llegaba tarde al trabajo, llevando su uniforme de camarera, la joven pelirroja con ojos verdes Michelle Juvviere se dirigía a la cocina para marcar con su tarjeta la entrada.
Michelle era proveniente de la nación de Gallace en Europa, al igual que la mayoría de los inmigrantes, Michelle buscaba una mejor vida en Estados Unidos. La situación en Gallace no era agradable, se temía mucho porque la Alemania Nazi apareciera de un momento a otro; pero siendo Francia un peligro más real para ellos, Michelle tuvo que irse de allí cuando se rumoreaba que las tropas Francesas estaban siendo entrenadas para tomar la pequeña nación que alguna vez fue parte del imperio Francés.
Tomó su tarjeta y la colocó sobre el reloj. Tenía suerte, solo estaba un minuto atrasada; pero ese minuto podía ser importante dentro de la cafetería. Se dirigió a donde estaban las mesas a la vez que sus pensamientos se dirigían a algo más importante que su próximo cliente, sus sueños.
Toda su vida Michelle quiso ser actriz, ella sabía que tenía el talento, la capacidad junto a la belleza natural para poder serlo. Al embarcarse, rumbo a Norteamérica, Michelle supo que aquello podría ser su oportunidad de concretar sus sueños. Ir a donde elegían actrices hermosas para las funciones musicales de Broadway; pero por desgracia había chicas igual de lindas que ella e incluso algunas más hermosas. Sin embargo, más temprano que tarde, descubrió que tener talento y belleza no servía de nada si antes no se acostaba con uno de los productores de las funciones. Michelle completamente indignada ante lo que veía fue que prefirió ser una simple camarera antes que una cualquiera que vendería su dignidad solo por la fama. Aun así, mientras tomaba la orden de su cliente, Michelle no podía dejar de pensar en sus sueños, en poder ser una gran actriz que representase con orgullo la nación de Gallace.
- Una hamburguesa en la mesa cinco- dijo Michelle dándole la orden al cocinero, luego vio a un hombre calvo que le hizo una seña con su mano por lo que sonriendo le dijo- ¡allí voy!
Michelle no se iba a rendir. No importaba lo que costase, lo que tuviese que hacer. Ella sería una gran actriz y todos sabrían quien era Michelle Juvviere.
Después se dirigió a donde estaba su cliente para preguntarle
- Sí señor, ¿que desea tomar o comer?