La ciudad era enorme, con cientos de basureros que poder hurgar y también varios desgraciados que buscaban dañarlo. Caminando por las calles, un Siberiano que desde el día que nació tuvo que sobrevivir como pudo y triunfar donde otros fracasaron, buscaba algo que comer. No poseía nombre; pero él mismo le gustaba decirse en su propio idioma canino Rankle que en idioma humano podría traducirse como Sobreviviente.
Las noches frías de invierno, los calurosos veranos e incluso las tormentas mas mortales de esa época, fuesen de nieve o una lluvia casi torrencial, también habían otras cosas, cosas que no le gustaban debido a que no podía explicarlas. De todos esos males Rankle creía que los cientos de Humanos que estaban a su lado viéndolo caminar, eran los peores. Recordaba como lo ahuyentaban de los basureros de los restoranes tirándole botellas vacías que estuvieron cerca de herirlo seriamente, algunos se divertían dándole patadas, emboscándolo cuando estaba dormido, por fortuna sus colmillos lo salvaban al morder las pantorrillas de esos desgraciados aprovechando sus quejidos para poder huir.
Sobrevivía en donde otros fallaban sin lugar a dudas, recordaba una noche de invierno cuando vio cómo un perro, mayor a él, murió por el frio de las nevadas, como una perra que él amaba fue embestida por un auto y como otro perro que consideraba su amigo termino siendo el almuerzo de un grupo de humanos vagabundos, no los condenaba, todos eran sobrevivientes en las calles, como él.
Ahora el hambre castigaba su barriga, normalmente solía ignorarlo, hacer de cuenta que no estaba allí; pero aquella mañana en particular le era imposible ignorarlo, decidido a correr el riesgo de hurgar en pleno día los basureros fue que se aproximo a un tacho de basura que emitía un olor dulzón en su interior, por lo general Rankle evitaba dichos olores debido a que habían humanos peligrosos cerca o lo que emitía ese olor no era comida precisamente, poco había que decir de las comidas en buen estado que estaban en el suelo, por nada del mundo las comería, algo que aprendió estando en la calle es que nadie, absolutamente nadie en su buen juicio tiraría comida en buen estado, a menos que esta estuviese envenenada. Algo que otro amigo suyo descubrió de la forma más dura, en especial cuando Rankle mismo le había advertido sobre ella.
Se acerco al tacho, miro a ambos lados, humanos que pasaban de un lado a otro, personas que hablaban de sus cosas ignorándolo, con una sonrisa en sus labios, abriendo la boca y sacando su lengua, Rankle tiró el tacho al suelo para ver que había en su interior. ¡Tenia suerte! Un pedazo de hamburguesa a medio comer con papas fritas demasiado duras para ser comida por los dientes humanos; pero no para sus fuertes colmillos.
Ni bien tomo la hamburguesa con su hocico fue que oyó a alguien decirle
- Vaya, miren lo que tenemos aquí
Rankle se dio vuelta para ver a un humano llevando un uniforme policiaco, al parecer le estaba apuntando con su arma. Largando un gemido Rankle supo que su supervivencia acababa allí, nunca, nadie había sobrevivido al impacto de una bala, fuese un perro o un humano.
- Si no es otra cosa que un mugroso perro callejero- rió aquel sujeto- creo que le hare un favor al perrero acabando con tu miseria amiguito
La mirada de aquel sujeto le indico a Rankle que al menor movimiento dispararía, en realidad lo haría de todos modos; pero si intentaba huir entonces recibiría una bala en alguna parte de su cuerpo, siendo el final del juego para Rankle debido a que nunca había visto a nadie sobrevivir de un impacto de bala, por lo menos no en las calles.
Aquel oficial hizo su percutor hacia atrás, el tambor se movió colocándose en posición y estuvo por jalar el gatillo cuando una voz más juvenil le dijo
- ¡Vaya!, no sabía que los oficiales de policía mataban perros con el armamento oficial, que nuestros ciudadanos pagan de sus impuestos, mientras se encuentran de servicio
Ambos miraron a su costado derecho para ver a un muchacho de cabello negro, llevando una campera de cuero, una camiseta blanca y unos pantalones vaqueros grises junto con unas botas de motociclista, sus ojos grises estaban fijos en la mirada de aquel oficial
- Es un asunto oficial, así que metete en lo que te importa- gruñó aquel policía, el muchacho riendo dijo
- Oh vamos oficial Jersy, esa no es la forma de hablarle a un ciudadano honrado como yo
El Oficial Jersy bajo el percutor y miró con enojo al muchacho, por otro lado Rankle miraba con asombro a aquel humano que estaba arriesgándose por él. Eso nunca lo había visto antes.
- ¿Podría el ciudadano honrado identificarse por favor?- gruñó Jersy molesto apuntándole con su arma- así sé a quién debo arrestar por interferir en la justicia
- ¡Oh claro!, ¡¿Dónde están mis modales?!- rió aquel muchacho buscando en su bolsillo algo, lo iba a sacar; pero Jersy nuevamente hizo para atrás su percusor a la vez que decía
- Despacio
- Tranquilo oficial Jersy, yo jamás le haría daño a un oficial de policía- le dijo aquel muchacho a la vez que sacaba su identificación, junto con su placa- en especial siendo yo un oficial de policía también
En la identificación se podía leer: DETECTIVE STUART KING, DIVISION HOMICIDOS, NYPD, PLACA 1123
Jersy bajó el arma a la vez que veía con asombro al joven detective solo para decir
- De seguro es falsa, no creo que un detective respetable vista como una mugrosa escoria
- ¿Deseas verificarlo por la radio a la vez que decirme por que ibas a matar al perro?- le pidió el Detective King a lo que Jersy, totalmente molesto, volvió a bajar el percutor
- El perro tiene rabia detective- gruñó en voz baja Jersy
- ¿Seguro?, a mi no me lo parece- afirmó King
- ¡A mi si!, estaba por terminar con su miseria
Rankle miro a King y negó con la cabeza, el detective sonrió, después le dijo a Jersy
- ¿Quieres que lo llevemos a un veterinario para corroborar?
- Detective, no hay necesidad
- Si la hay, podría ser el perro de alguien, debemos llevarlo cuanto antes al veterinario, lo llevare en mi automóvil, para no tener que usar su motocicleta, sería un poco molesto para ambos supongo
- Haga lo que tenga que hacer- se quejo Jersy guardando su arma y subiendo a su motocicleta, encendiéndola- si lo muerde es problema suyo
Después se marcho de allí, King rio y Rankle con una sonrisa abrió la boca sacando la lengua como si se estuviese riendo también.
Acercándose a Rankle, poniéndose en cuclillas, King le dijo
- Me parece que lo engañamos amigo- Rankle comenzó a lamerle el rostro por lo que King riendo le dijo- ¡oh vamos no es para tanto amigo!, ¡ya!, ¡me bañe esta mañana no es necesario ahora!
Después se levantó del suelo para añadir.
- Sin embargo lo de llevarte al veterinario no era mentira amigo- al ver que Rankle lo miraba con pesar fue que riendo dijo- oye no me mires así, no tengo suficiente espacio en mi apartamento para ti y si el casero se da cuenta entonces me sacara de su apartamento de una patada en el culo, literalmente hablando viejo, en una veterinaria estarás a salvo, ¡vamos!
Rankle ladró en señal de alegría y lo siguió
Durante el trayecto, hasta llegar a la veterinaria donde fue puesto en una jaula donde se quedaría hasta que una familia lo adoptase, Rankle pensó que había hecho honor a su nombre, él sin lugar a dudas era un sobreviviente.