En la radio sonaba una canción de Bing Crosby; pero Anderson no deseaba oírlo en ese momento, por lo que bajo la música a la vez que le preguntaba al detective Satza
- ¿Qué tipo de preguntas desea hacerme Jerome? ¿ o prefiere que le diga Jerry?
- Detective Satza, si no es mucha molestia- le respondió Jeremy con un tono amable aunque sus intenciones estaban lejos de serlo- señor Anderson ¿le suena el nombre Francis Greyford o significa ese nombre algo para usted?
- ¿Francis?- preguntó risueño Anderson y con una risa le contestó- ¡claro que significa algo!, es mi vicepresidente de Fuego Del Mañana, ¿acaso está metido en algún lió?
- Esta muerto- le respondió Satza con un tono severo- lo encontraron flotando cerca del muelle hace unos días atrás, he investigado a todos sus contactos, usted es el ultimo que falta
- Pobre Francis- se lamentó Anderson y luego le preguntó- ¿qué fue lo que le paso?
- Una bala en su cerebro- le contestó Satza- siendo él su vicepresidente, suponía que usted podía saber que fue lo que le sucedió
- Nada hasta donde yo sé- le contestó Anderson encogiéndose de hombros, después añadió- tengo entendido que era un mujeriego, supongo que se metió con la chica equivocada y algún hermano, padre o la misma muchacha decidieron darle su merecido
- Investigamos a sus cercanos, sobre todo los femeninos- le respondió Satza con un tono serio- todos tienen una coartada o incluso una razón para llorarlo antes que alegrarse
- Tampoco es que yo me sienta con deseos de cantar detective- le confrontó Anderson perdiendo un poco la paciencia
- Necesito saber donde estuvo usted la noche del viernes a las once P.M- le pidió Satza a lo que Anderson le preguntó con un tono de enojo creciente
- ¿Acaso me considera un sospechoso Detective?
- Supongo que a estas alturas usted ya lo habría deducido, se supone que es un empresario inteligente- se mofó Satza
- Y lo soy Detective- le respondió Anderson molesto- el día viernes estuve aquí y mi secretaria puede confirmarlo, también el muchacho que me entrega los reportes de mis ganancias diarias, pregúnteles Detective, ellos les dirán que estuve aquí toda la noche ¿y usted, donde estuvo a esa hora?
- ¡No soy yo quien está siendo investigado!- gruñó Satza molesto al oír la risa maliciosa de Anderson
- Por el momento- murmuró de forma inaudible Anderson para luego añadir- Detective, creo que cualquiera pudo haber matado a Francis, en un estado donde las armas se consiguen en las tiendas de golosinas, el que una persona mate a otra con una pistola es algo cotidiano, a lo mejor quisieron robarle y Francis se resistió, el ladrón lo mató de un disparo, nada misterioso o extraño
- Lo dudo, debe haber algo más grande de por medio- dijo Satza molesto a la vez que guardaba su libreta de anotaciones en su bolsillo
- El mundo no es como en las novelas de misterio Detective, los crímenes no son grandes misterios para ejercitar la mente sino eventos desafortunados y desagradables que por lo general no tienen un móvil mayor salvo el robo en sí mismo o el placer de matar, nada mas- explicó Anderson con un tono tranquilo, al parecer había recobrado la compostura
- Como sea señor Anderson, estaremos en contacto- le saludó Satza a la vez que se retiraba- no salga del país entretanto, buenos días
- Buenos días- gruñó Anderson viendo partir al detective Satza
Acomodándose en su asiento, Anderson continuó leyendo el periódico solo para ver una noticia interesante a la vez que subía el volumen de su radio donde sonaba una canción del cantante Ray Noble.
Satza salía del edificio molesto por no haber conseguido mayor información, en realidad no tenía nada con que trabajar. Los motivos del asesinato de Francis no eran claros en nada y tampoco parecía haber un móvil para que este sucediese. Casi llegando a sus cuarenta años, Satza siempre fue un policía al servicio de la ley, creía en ella con tal devoción que muchos de sus compañeros pensaban que el sistema judicial era como un Dios para Satza. Posiblemente no se equivocaban, en el moderno siglo veinte, las supersticiones junto con sus dioses y leyendas debían ser dejadas de lado para abrazar la lógica, la razón, la ciencia junto al progreso como la única verdad en la vida. Si un oficial como Satza no hacia cumplir los mandatos de la ley, entonces ¿Quién lo haría? Viendo los periódicos que vendían en la calle, donde se hablaba de los planes de inaugurar la feria a la modernidad en la misma ciudad de Nueva York, Satza entendía cuán importante era el creer, defender y mantener las leyes que los humanos se habían impuesto para diferenciarse de los animales, debido a que ¿sin esas leyes, en que se diferenciaban de los cavernícolas o las bestias salvajes?
Anderson podía estar implicado en ese asesinato, él lo sabia; pero tenía que demostrarlo. Lo haría según el libro, cuando atrapase a esa rata lo haría de forma legal como debía ser en un mundo civilizado, al final de cuentas era el siglo veinte, no la edad media.
Sumido en sus pensamientos casi se tropieza con un perro, de la raza Siberiana, sosteniéndose de la pared de un negocio fue que le dijo al perro
- ¡Maldito can!, ¡deberían llamar a la perrera!, ¡esto es una ciudad no un zoológico!- luego de eso continuó camino a la vez que el Siberiano lo miró por un momento, abrió su hocico para sacar su lengua y seguir su trote por las calles de la ciudad de Nueva York.