"Quisiera dejar de ser tan estúpido, mi mamá siempre me decía que debía dejar de ser tan extrovertido, que esa era una desventaja enorme que yo tenía, y que también debía dejar de ser tan impulsivo, ¿pero que más puedo hacer si tan sólo soy un mocoso que actúa por impulsos y hormonas? Nunca creí que ser tal como soy en algún momento me traería graves consecuencias. Temía mucho revelar lo que sentía, quería guardarme todo lo que yo siento, pero en un punto creí que el cielo me estaba dando grandes bendiciones, pero... ¡Me equivoque! creo que fui arrastrado hacia el mismo infierno; lo único que puedo sentir ahora es la tierra helada y un dolor punzante que recorre todo mi cuerpo, creo que mi estómago tiene una herida porque me duele y me sangra mucho, y también siento entumido el rostro, pero.. ¿quién es el que llora? no quiero escuchar más su llanto. ¿Qué fue lo que hice? esto no debía pasar, esto no es lo que quería, nada está bien, deja de llorar, no sigas por favor, lo siento... ¡Todo esto es mi culpa!, yo merezco esto y más... quiero morir, déjame morir."
Los pensamiento de Natsu flotaron por la oscuridad y en verdad deseó que ese día fuera un sueño y que nada fuera real, pero después de muchas horas inconsciente, despertó en una cama blanca de hospital.
Cuando abrió los ojos todo estaba oscuro y sólo se escuchaba el sonido de las maquinas conectadas. Natsu tocó su rostro y sintió que estaba hinchado, quiso levantarse pero se detuvo cuando vio la silueta de una mujer conocida.
-Mamá- dijo Nastu casi como un susurro a la mujer que dormía en la silla de plástico y que parecía de una cierta manera incómoda.
-Marylin, puedes ir a la casa, yo me quedo hasta...- habló un hombre de barba mientras abría la puerta del cuarto- ¡Natsu, despertaste!
El joven se erizó un poco cuando el hombre irrumpió en el cuarto.
-¿Gil? ¿Qué haces acá?- Natsu intentó levantar un poco su cuerpo de la cama, pero gimió de dolor.
-No hagas movimientos bruscos Nat, puedes hacer que tus heridas se abran de nuevo.
Gil se acercó a la cama donde estaba el joven y le tocó la frente. -Ya no tienes temperatura, me alegro. -Dijo mientras sonreía con una expresión suave.
-¿Que hago aquí Gil? -preguntó el joven mientras tocaba el brazalete que tenía en la muñeca y contenía su nombre.
Parecía que el hombre tenía muchas preguntas en la punta de su lengua, pero se limitó a decir mucho.
-Eso quiero saber también. Ayer en la madrugada no habías vuelto a casa, tú madre y yo estábamos muy preocupados, llamamos a todos tus amigos, pero ninguno sabía donde estabas, eso no es algo normal en ti. Sabes, preocupaste mucho a Marylin, inclusive llamó a la policía pero en ese mismo instante cuando hablaba con ellos, un amigo tuyo llamó al teléfono de la casa. El nos dijo que un grupo de pandilleros intentaron robarte y que peleaste con ellos, pero tal parece que perdiste porque... ¡Mira como te dejaron!, el muchacho que nos avisó dijo también que él también recibió golpes, pero que...
-¿Cómo se llama? -interrumpió Natsu.
-¿Quién?
-Mi "amigo".
-No sé, no me dijo su nombre, y tampoco pregunté. Él nos avisó que estabas en este hospital, que no nos preocupáramos por los gastos porque todo estaba saldado. Tal parece que tu amigo es alguien influyente. -Gil miró el rostro de Natsu y preguntó -¿Eso fue lo que realmente pasó Natsu? Yo creo que esto es muy...
-Eso fue lo que pasó- interrumpió de nuevo. - Tenemos que devolverle su dinero, yo tengo un poco en el banco, creo que si nos alcanza para devolvérselo todo.
-Natsu, no tenemos mucho dinero, por eso no reprochamos con tu amigo cuando dijo que el pagaría. De hecho no le hemos agradecido en persona, sólo hemos hablado con él por teléfono, ¡ah! si no estoy mal sí dijo su nombre, era algo como Alejan...-
-Gil.
-¿Sí?
-Quiero dormir.
Gil sonrió y se alejó sigilosamente. Se acomodó para dormir una de las sillas y escuchó como último comentario por parte de Natsu: "Su nombre es Daniel Alejandro y le devolveremos su dinero".
Gil sonrió y dijo -Me alegra que hayas despertado, duerme bien, hasta mañana Nat.-
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