Pi volteo a ver a su maestro con esos mismos ojos centelleantes.
―¡Maestro! ―Éste cerró los ojos y emitió un murmullo.
―Hmm. ―Luego se dirigió a ella― Ya se en lo que estás pensando, supongo que no puedo detenerte, pero le prometí a tu madre que no dejaría que hicieras estas cosas sola otra vez.
―Sí, sí ―Le respondió.
―Tengo que regresar.
―Ajá.
―Regresar a dejar las semillas en las cuadras, pero voy a volver ¿Ok?
―¡Sí!
Solari volteo a ver a Li con mirada inquisitiva
―¿Qué es lo que van a hacer? ―Pi se quedó perpleja, preguntandose ¿Por qué cuestionaba a Li?
―Este… ―Li lo sabía, pero aun así no estaba seguro de que decir.― Supongo que podríamos preguntar a los aldeanos… y sólo eso ¿no Pi? ―Pi estaba a punto de responder cuando la mira de Li le detuvo y con un puchero respondió
―Chí…
Después de la partida de Solari y Silas, Pi y Li comenzaron las pesquisas precisamente con la señora Jáquima. Para ello, ésta prefirió que fueran a la trastienda, que era el interior de su casa. La sala donde se encontraban era un cuarto cuadrado. Tenía un largo pero bajo sillón de tres cojines de color verde amarillo y la madera de un tono marrón caramelo, donde se sentó ella, y otro sillón de dos cojines en el que estaban Pi y Li. Ambos estaban alrededor de una mesita de té, con el mismo tono de madera. Ambos sillones se encontraban en la esquina contraria a la puerta de la tienda y de la del recibidor. La pared detrás de esta tenía una gran estantería llena de muchos objetos decorativos de apariencia desde barata, hasta muy cara. Del lado contrario se encontraba una radio antigua bajo una pequeña pantalla con decorado de madera, a sus lados estaban dos estanterías largas y chaparras de un marrón más oscuro, en ellas tenían tantas decoraciones como la otra estantería.
Li estaba un tanto incómodo con tanta decoración pues él estaba acostumbrado a algo más austero así que intento ir directo al punto para terminar lo más pronto posible.
―¿Qué habitación fue en la que irrumpieron? ―Pi pareció sorprenderse y agregó.
―¡Sí! ¿Qué habitación fue en la que irrumpieron?... ―Casi de inmediato le susurro a Li.― ¿Qué es irrumpieron? ―Pero éste no tuvo oportunidad de responder, ya que la señora Jáquima habló.
― Esta misma.
Li se quedó perplejo y hubo un ligero silencio. Pi no entendía qué pasaba.
―¿Se refiere a esta misma habitación? o ¿A toda la casa? ―Dijo por fin. La señora pareció extrañarse de la pregunta, pero incluso Pi entendía a qué se refería su hermano, Jaquima lo miró y le respondió molesta.
―¡Sí! en esta misma habitación, Li, ¿Qué no ves? ―Esa respuesta sólo los desconcertó aún más, pero antes de que Li lo dijera Pi se le adelantó.
―¿Pero qué es lo que falta?
Como habían notado antes, la habitación estaba llena de objetos, y no había ni un sólo lugar vació. Es decir, no había huella alguna de algún objeto que antes estuviera ahí y ahora no, dejando un claro hueco en su lugar, ya que la cantidad de objetos era tal que poco espacio había entre ellos y la ausencia de uno sería evidente. Sólo cabía la posibilidad de que la señora hubiese reacomodado todo. Esto fue lo que pensó Pi, pero Li fue más allá; la señora se había expresado de manera que daba a entender que la ausencia era evidente, entonces ¿Era algo más?
―¿Y qué fue lo que se llevaron? ―Esta pregunta pareció contentar a Jáquima y procedió a responder.
― Pues todo ―Nuevamente Li fue sorprendido.
―¿Cómo... que?
―Ufff… Pues… Deja ver si recuerdo todo… Mmm… Una tetera con adornos de aves, una canasta con frutas de cera… Varios platos pintados… Este… También se llevaron una figurita de porcelana… ¿Qué más?
La señora Jáquima continuaba enlistando todo aquello que había desaparecido. Pero ambos notaron, conforme enumeraba cada una de las cosas, que estas se encontraban justo ahí, en las estanterías o en las paredes. Incluso algunas estaban frente a ellos en la mesita.
―Mmmm… ¡Mi colección de semillas! ―Dijo asustada, pero esta estaba en la estantería grande, o al menos había una.― ¡Ah! no, ahí está, hmmm… Creía que estaba sobre aquella estantería… ―Al decir esto y apuntar a la que se encontraba a la derecha de la pantalla Li comenzó a sospechar algo.
―Dígame, aquella tetera que menciono…
―Mmm… ¿La que tenía adornos de aves?
―Sí, ¿Era parecida a esa? ―El caballo apuntó a una que había en la parte baja de la estantería izquierda.
―¡Sí! Hmmm… Casi podría jurar que era igual, pero la otra estaba ¡Aquí! en la mesita… No recordaba que tenía otra, que curioso, ahora que lo pienso creo que eran un juego.
Esto tenía sentido, sin embargo Li quería cerciorarse, y siguió haciendo preguntas iguales. Para su sorpresa y la de Pi, todas y cada una de las cosas que había mencionado como robadas, parecían tener un duplicado o una pareja. Excepto aquellas que Jáquima lograba identificar, pero estas mismas tenían la peculiaridad de encontrarse en otro sitio de donde ella parecía recordar que estaban.
Cuando terminaron, Li no estaba seguro, pero tenía una extraña sospecha, así que antes de hacer cualquier cosa le sugirió a Pi ir a preguntar en las otras casas. Pi por supuesto aceptó de buen ánimo y preguntó.
―¿No te parece extraño?
―¿Él qué?
―Todas las cosas estaban ahí ¿No es así?
―¡Ja ja ja! Lo extraño es ¡Que tú también te hayas percatado!
―¡Hoye! ¡no soy tan despistada! ―Pi golpeaba infantilmente a Li mientras hacía uno de sus berrinches.
―Je je, calmate, pero tienes razón, hay algo muy extraño. ―Pi se calmó y parecía sorprendida
―¿Qué crees que signifique?
―No lo sé. Será mejor que sigamos investigando ―A Pi le brillaron los ojos, era evidente que ahora Li estaba muy picado en el asunto.
―¡Sí!
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