Aunque quería seguir reclamando, la puerta se abrió e instintivamente me escondí detrás de un montón de ropa.
-¿Alice?- Dijo una voz femenina.
-Aida, ¿Qué haces aquí?- dijo la gerente, que al parecer se llama Alice.
-Te estaba esperando, dijiste que solo dejarías el dinero a la señora de la lavandería y vendrías rápido, pero estabas demorando mucho-Dijo la chica llamada Aida.
-Perdón, estaba ayudando a una chica que está en tu equipo de vóley- Dijo Alice.
Me pregunto si Aida es la gerente del equipo femenino de volley. Sera mejor que no me descubra o Alice se dará cuenta de que estaba mintiendo
-No veo a nadie más, ¿Quién era?- Dijo Aida mirando a ambos lados.
-No lo sé. Estaba aquí hace un momento- Dijo la gerente.
-¿A lo mejor viste un fantasma?- Dijo Aida intentando hacer una cara espeluznante.
-No es un fantasma, te juro que la vi- Dijo la gerente exaltadamente.
-claro, como digas. Deberíamos irnos, antes de que el fantasma aparezca- Dijo Aida bromeando.
-¡Que no era un fantasma!- Dijo la gerente mientras salía con la otra chica.
Después de aquel día, comenzó una leyenda sobre una chica fantasma en la lavandería. Aunque los rumores eran muy diferentes entre sí, todos coincidían en que la chica fantasma daba miedo. Si, lo típico de las historias sobre fantasmas. Sin embargo, ¿A quién le importan esas tonterías cuando yo quede encerrada en esa p*** habitación por 2 horas?
Afortunadamente la señora de la lavandería abrió la puerta y prometió no contar nada a nadie, a cambio de una módica cantidad... Puff, ¿A quién engaño? ¡Estúpida escuela, con su estúpido sistema capitalista! ¡Regresenme mi dinero!
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