Cuando ambos abrieron la puerta del salón, el maestro se sorprendió de que Daniel llegara igual que Natsu y de verlos peleando por quién abría la puerta.
- ¿Podemos pasar? - preguntó agitado Daniel.
-Pasen-dijo su maestro, mientras regresaba la vista a sus documentos.
Daniel seguía con su actitud indiferente, pero Natsu no podía ocultar su enorme sonrisa.
Los dos entraron y ocuparon sus respectivos asientos, los amigos de Daniel no pudieron evitar preguntarle qué le había pasado, mientras miraban con mala cara a Natsu, pero él no contestó y sacó una libreta.
-¿Qué hiciste? - preguntó un joven con pecas, mientras golpeaba el hombro de Natsu, quien acababa de tomar asiento.
-¡Ay! ¿Qué hice de qué?
-¿Tú y Daniel? Acaso ustedes dos... ¡Se pelearon!
-No digas idioteces. El y yo sólo tuvimos una pequeña aventura- contestó mientras acostaba la cabeza sobre su pupitre y miraba al joven con el que hace un rato estaba peleando por un zapato. -Algo que nunca jamás volverá a repetirse- susurró.
-¿Dijiste algo?- preguntó su amigo.
-No... no dije nada... absolutamente nada- contestó de manera efímera.
Las horas pasaron, maestros entraban y salían. El salón 3-D, estaba animado a comparación de los días anteriores, ya que no había nada que hacer. Natsu miraba a Daniel a lo lejos y no le importó que sus amigos lo llamaran para salir al receso.
-Nunca me había fijado que tiene un lunar en su cuello, su cuello es largo, sus músculos son sexis- pensó mientras miraba a Daniel y recordaba como su trasero se elevaba cuando entraba por el hueco. -Me pregunto si es bueno en la cama... No espera, ¿en qué estoy pensando?- se revolvió el cabello en un acto desesperado para volver en si, pero poco después siguió mirando a Daniel -Debe ser una bestia en la cama con ese cuerpo. Maldita sea, ¿con cuántas mujeres lo habrá hecho? Sólo pensar eso me molesta. -Natsu no pudo evitar mostrar una cara molesta y cuando estaba decidido para ir a hablar con Daniel, su compañera Camila se le adelantó.
-Oye Daniel, ¿qué te pasa? - preguntó la joven con excesivo maquillaje.
-¿A qué te refieres? No me pasa nada. -contestó mientras seguía escribiendo en su libreta.
-¡Claro que te pasa algo! No puedes engañarme, llegaste junto con el marrano de Natsu. Tú ropa está asquerosa ¿Qué dirá tu madre cuando te vea así?
-Ese no es tú problema- Daniel le dirigió una mirada fulminante.
La chica sintió como su sangre comenzó a hervir y con un agarre violento tomó la muñeca de Daniel y la apretó con fuerza, mientras su rostro se acercó de manera peligrosa a la del joven.
-¡¿Qué fue lo que dijiste?! -dijo con los ojos entrecerrados.
Camila Yez era una chica promedio de salón al igual que Natsu y Daniel, pero su carácter y sobreestima la hacían sobresalir como un buen prospecto para los chicos populares, aunque en su salón la conocían como la más odiosa.
-Recuerda que debes tener cuidado en cómo me hablas. No te pases de listo ca~ri~ño...- Daniel miraba a sus ojos de manera desafiante mientras ella hablaba- ¡Ah! -gritó mientras caía al piso con un golpe seco.
Natsu hizo un movimiento rápido para evitar que Daniel cayera junto a Camila, ya que la silla se había balanceado por el agarre de esta.
-¡Eres un idiota, mira por donde caminas!- Gritó Camila.
-Uh, lo siento. Es que estabas estorbando- contestó el.
La chica se levantó del suelo con ayuda de sus amigas que vieron como Natsu la empujó con su cuerpo de manera "accidental".
-¡Maldito cerdo, eres un idiota, vete al diablo! - maldijo mientras se limpiaba la falda y salía del salón junto con sus amigas. Natsu le sacó la lengua y le levantó el dedo medio.
-No necesitabas hacer eso- le dijo Daniel a Natsu mientras miraba las marcas en su muñeca.
Natsu giró la cabeza y dijo preocupado:
-¿Estás bien? vi lo que esa loca te estaba haciendo.- Se sentó en la silla que estaba frente al muchacho.- Perdona si te molesté, pero no pude evitarlo. Para mi no hay problema en empujar a una chica si ella se está portando mal, no tengo hermanitas pero sí primas y siempre trato de educarlas. Por eso, si necesitas...
-Cállate-dijo Daniel.
Natsu se sonrojó y bajó la cabeza. -Lo siento, no te preocupes no hay nadie más en el salón, sé que podías resolverlo por tu cuenta... mmm, me voy.- musitó mientras se levantaba de la silla. Él se sentía avergonzado, después de todo Daniel era un hombre y podía defenderse solo.
-¡Espera!-Natsu se detuvo en seco por el agarre en su mano y escuchó vagamente- ¿....salir conmigo después de clase?
-... ¿Qué? -respondió lentamente.
-En definiva eres sordo y estúpido.-Daniel sonrió de una manera que el otro joven jamás había visto, tanto que sus pies comenzaron a temblar y su corazón latía como loco. - Dije... ¿Quieres salir conmigo después de clase?
Natsu se sorprendió de lo directo que fue el chico y mostró una cara conflictiva.
-¿Perdón? -preguntó desconcertado y con los ojos grandes.
-Quie... Quiero agradecerte por haberme mostrado tu entrada secreta hoy en la mañana -dijo un poco bajo, casi como un susurro. -Hoy es el último día de clases y no quiero deberte nada, déjame recompensarlo.
-No te preocupes por eso, ni siquiera pasaron lista de todos modos. además no quie~
-Si no quieres entenderé - los ojos de Daniel parecían anhelantes y el joven no pudo resistir.
- El es adorable. - pensó Natsu. - Sí... me gustaría.- dijo un poco tímido.
-Perfecto... entonces nos vemos en la salida, ¿conoces el parque del Pino Verde?
-Sí.
-Entonces te esperaré ahí.
-¿Por qué mejor no vamos juntos después de salir de la escuela?
Daniel no contestó y miró hacia el suelo, Natsu se dio cuenta de su cambio de humor y sonrió.
-Bueno, nos vemos ahí. Te esperaré o tú me esperarás, no lo sé, pero allá estaré.
-Te esperaré- contestó Daniel mientras soltaba la mano de Natsu.
Natsu salió del salón con una sonrisa en la boca, el quería quedarse a platicar con Daniel, pero no podía evitar su sonrojo y su confusión, así que fue al baño y se lavó la cara.
-Es una cita- le dijo a su reflejo con una enorme sonrisa.
El cielo estaba despejado, los pájaros cantaban y la brisa fría recorría las calles. No había señales de lluvia y todos en el salón se despedían, Natsu vio como Daniel se despedía de sus amigos y salía del salón.
El chico de pecas se acercó a Natsu sigilosamente.
-¡Mi buen amigo, ya no volveré a verte!- dijo con una tristeza dramática.
-¿Tienes mi número, no?- su voz sonó asustada por el grito que su amigo había dado.
-Pero no es lo mismo, ¿a quién molestaré ahora?- le dio un golpe en el hombro como de costumbre.
-Eres un estúpido- dijo Natsu con el seño fruncido.
-Adiosito~, que te vaya bien.- abrazó fuertemente a su amigo.
-No puedo respirar, ¡ya, déjame! -Natsu alejó a su amigo y por un instante vio una cara extraña y triste.
El salón ya estaba casi vacío y sin perder el tiempo se despidió sin darse cuenta que Camila lo miraba intensamente. Salió del salón con prisa y miró por última vez el agujero por el que entraba a la escuela.
Caminó, trotó y luego corrió hacia aquel lugar. No podía creer que su amor no correspondido por 4 años lo estaba esperando. Sus manos sudaban y su corazón latía como loco cuando llegó al parque.
-¿Dónde estás?- preguntó al aire.
---FIN DEL CAPÍTULO II---
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