—Es un jarrón muy bonito… Sí, en definitiva lo es —se responde a sí misma Doña Elena. Quien contemplativa, observaba el fino jarrón chino en su enorme palacio de mármol.
—¿Esperarías un poco más, querida? Aun tengo tanto que admirar ...
La dama de Saya Negra mostró sus dientes blancos bajo una amplia sonrisa.
—La muerte no espera, querida mía…
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