Había una vez un elfo llamado Ankris. Vivía en el bosque, alejado de todos por dos razones: la primera, era un licántropo; la segunda, sabía hacer magia porque aprendió de un mago muy poderoso que hizo de padre para él.
Ankris se había ido de casa una noche de plenilunio para no dañar a su padre. Desde entonces, vivía solo en las Montañas del Norte. Allí no habitaba nadie más, solo sus queridos medio-hermanos lobos. Él era feliz con ellos. A pesar de tener 98 años, aparentaba un niño humano no mayor de 6 años de edad.
Al fin y al cabo, Ankris era un elfo y, por esa razón, podía vivir hasta los mil años, lo normal entre los de su raza.
Un día fue al bosque una niña humana de unos 7 años que podía ver más allá de las cosas. Era, sin saberlo, una Kin-Shannay, que en élfico significa "El que ve más allá". La niña se llamaba Danan y siempre iba acompañada por un fantasma amigo suyo llamado Kai. Ella tampoco sabía que su amigo era un fantasma...
Durante todo el día, Ankris los siguió desde una distancia prudente. Cuando anocheció, se acercó un poco más.
Danan estaba dormida, y Ankris, que no podía ver a los fantasmas, no notó la presencia de Kai, quien le vigilaba en silencio por si se acercaba demasiado y la atacaba.
Sin querer, el lobo pisó una rama seca y la niña se despertó. Pero el lobo, en lugar de huir, se sorprendió de la reacción de ella.
Ésta no se mostraba asustada ni gritó de miedo. Lo miraba de una forma extraña. Ankris quiso huir. En cambio, su instinto le dijo que nadie le haría daño.
Danan no veía a un lobo peligroso, como hacía Kai, quien le decía que se alejara de ese desconocido; ella veía a un elfo joven, de ojos almendrados y de color ámbar, con los cabellos, del mismo color, recogidos en una cola baja. Su ropa estaba hecha jirones en las mangas y los pantalones rotos a media pierna. Él tenía una expresión divertida y curiosa en la cara.
Kai, por su parte, seguía sin fiarse del licántropo y temía por la posible pérdida de su única amiga. Siempre había estado solo, tanto en vida como en forma fantasmal. Tenía 516 años, pero como el día de su muerte, 500 años atrás, tenía 16, se quedó con ese aspecto. Kai era rubio, de ojos verde claro, alto y de aspecto amable. Tenía un carácter muy alegre y siempre hacía reír hasta no poder más a Danan. Pero cuando ella estaba en peligro, se ponía tan tenso y serio que llegaba a molestar y poner nerviosa a la pequeña.
Mientras Kai estaba perdido en sus pensamientos, Danan se había acercado a Ankris y le acariciaba la cabeza. Él se dejaba hacer. Al final, le dijo a la oreja:
- Quédate a dormir con nosotros y mañana por la mañana nos presentamos todos.
Él aceptó la propuesta. La pequeña le caía bien.
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